No recuerdo que un presidente mexicano haya regresado de Washington con la cabeza en lo alto, el más cercano fue Carlos salinas de Gortari, quien pudo
tener un diálogo de empate con el espía George Bush padre, se llevaron bien y aterrizaron un tratado comercial que significó ejemplo en el mundo. Guste o no a los trasnochados de la “izquierda imperial” en México, Salinas entendía mejor esas reglas, la cercanía con Estados Unidos de América se puede llevar de dos formas, rumiando la “mala suerte” por estar cerca de ellos o sacando provecho de ese mercado (tienen mejor lógica comercial los narcos que el gobierno mismo).
Y ojo, aunque los gringos no son santos de mi devoción, los considero como una deformación histórica alimentados por la arrogancia, aun así, no podemos negar que la única realidad existente es que ellos están al norte como la mayor potencia mundial y a nosotros nos toca ser una puerta trasera muy larga hacia el resto del continente, pero poco hemos hecho para cambiar esta ruta.
López Obrador anda por allá, llego a Washington para cumplir con el añejo ritual de los “votos matrimoniales” entre ambas naciones. La capilla de la Casa Blanca es en donde el marido le recuerda a la esposa para quien debe de ser la lealtad y la sumisión. Y por más que el mandatario mexicano desee o insista en “fijar una agenda” con vaciladas como “sembrando vida” o repartir dinero a los pobres del mundo, la realidad es que, a Estados Unidos de América y Canadá, lo único que les interesa es que el vecino del traspatio cumpla con la letra chiquita de los acuerdos comerciales, esto es, que brinde respeto a quienes han venido a invertir sus capitales, pues para eso son los TRATADOS.
No es necesario “devanarse los sesos”, basta con leer la historia de las relaciones entre ambos países para entender que por más “nacionalista” que sea uno de nuestros presidentes, la espada que dicta está en los Estados Unidos de América. Así ha sido en casi dos siglos y no porque llegó López la cosa habría de cambiar. Vamos, ni Lázaro Cárdenas fue tan “autónomo” para expropiar algo que los mismos gringos autorizaron, pues no podían distraer sus tropas enviándolas a Tampico cuando tenían en frente a un loco llamado Adolfo Hitler. Repito debemos revisar la historia y encuerar los mitos.
A Estados Unidos de América y Canadá solo les importa un concepto; INTEGRACIÓN y esto no es descabellado, en lo absoluto, pues se busca que ante una nueva versión de guerra fría con China y sus poderos aliados, México saque provecho de esta relación y crezca de la mano del bloque comercial más poderoso del mundo.
López Obrador puede decir que la reforma energética es un acto de patriotismo, lo cual es falso, pues solo es útil para su propaganda, lo que sí es necesario para el país son más y mejores proyectos de inversión. Si los capitales norteamericanos y canadienses llegan a México para crear industrias de energías limpias, más fuentes de empleo y mejores ingresos para las familias mexicanas, bienvenidos, pues es mil veces preferible eso a tener que padecer una industria energética como la Comisión Federal de Electricidad, manejada por potentados inmobiliarios, secuaces de un gobierno que ya se distingue por ser uno de las más corruptos de la historia.
Lo dicho, más allá de los muros de palacio y de la parafernalia de las mañaneras existe el terco paisaje de la realidad y en eso no existe ni pretextos ni propaganda que la oculte.
No es regaño, es Picotazo Político
Miguel Ángel López Farías
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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