Le jalaron las orejas a don Kent Salazar, el texano embajador de los Estados Unidos de América en México, quien la semana pasada habría declarado que
la reforma energética de López Obrador era buenísima y que ambos países son uno solo. Algo así, pues al señor Salazar le cuestionaron desde Washington. ¿Qué mosca le había picado pues es claro que lo que trae entre manos el vecino del sur no es ni por mucho una buena idea y menos para los intereses gringos. Y pues viene la fe de errata, desde la embajada le mandan decir al ciudadano presidente que no, que su reforma es una cochinada.
En el comunicado se lee “El gobierno de los Estados Unidos ha expresado reiteradamente su preocupación sobre la propuesta actual del sector energético en México” y le añaden que “promover el uso de tecnologías más sucias, anticuadas y caras sobre alternativas renovables eficientes, en desventaja tanto a los consumidores como a la economía en general”, en pocas palabras fue el “fuchi guácala” de los Norteamericanos a esa manoseada obsesión por hacer más poderosa a la Comisión Federal de Electricidad de Manuel Bartlett, promoviendo una regresión de 20 o 30 años , cuando nadamos en petróleo y nos valía un pepino el cambio climático.
Y claro que a la Casa Blanca le interesa que se tracen nuevas rutas para la utilización de energías limpias, no tanto por ser amigos de la naturaleza, sino porque el planeta entero se está fugando hacia energías limpias, las demás potencias con todo y la gran industria de los energicos arrancaron la carrera por mover al mundo desde lo electrico. El petróleo en algún momento dejará de ser negocio y el país que dejará de depender de las gasolinas y se volverá auto sustentable se descubrirá en la “mamá de la mamá de la mamá de los pollitos”.
En pocas palabras, el gobierno de Biden hará todo lo posible para que el señor de Tabasco le garantice el nuevo modelo de inversiones de tecnologías limpias que viene firmado en el acta de matrimonio llamado T-MEC. Si no se cumplen dichos acuerdos, veremos los pleitos en los juzgados dónde el pobrecito pueblo de México terminará pagando las demandas con sus impuestos.
¿O qué espero?
¿Qué Bartlett empeñaría una de sus veintitantas propiedades para cubrir la pensión alimentaria?
Lo que para la administración de López y compañía significa una batalla por reinstalar viejos modelos, aislacionistas y de corte setentero a región (entiéndase Canadá y los EUA) con la cual mantenemos acuerdos comerciales exigen ver al mundo como lo que es, una arena en la cual se compite por bloques, con sociedades, buscando que quien invierta en los países socios cuenten con las garantías legales para el buen desarrollo de sus proyectos. Algo que aquí no hacen, pues cuando México se encaminaba hacia la generación de energías limpias, sin cargo al erario, en consonancia con el respeto al medio ambiente y promoviendo algo que nos urge: despetrolizar a México para que aprendamos a ser más creativos y por ende, más productivos.
Cuando las cosas pintaban en buena ruta, apareció esta contrarreforma llena de frases populistas, de falsas promesas y notoriamente agresiva hacia todo aquel inversionista que no estuviera de acuerdo con este gobierno (pregúntele a los españoles).
Le diré cómo va a terminar todo esto: en septiembre el senado aprobará la reforma, una mucho muy descafeinada, está administración terminará aceptando la presión de sus socios y aunque la publicite como la madre de todas las reformas, está no será más que un producto nonato, excepto que alguien se encapriche tanto que se “juegue todas las cartas en una sola mano” y que el chiste se convierta en la mayor deuda para todos los mexicanos.
No es regaño, es Picotazo Político
Miguel Ángel López Farías
Historiadora. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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