Así debería ser el regreso a la normalidad

· Tiempos, protección, medicina y política
· Economía, primero; la salud no importa
· El semáforo es como las llamadas a misa

 La puerta gira en sus bisagras y el perezoso gira en la cama.
Salomón, rey israelita.


Vamos con la verdad. De acuerdo a la información que contamos en este momento, las cifras sobre contagios y muertes por el Covid-19 van más allá de las cifras oficiales. Incluso, esto lo reconoce el mismo vocero de la lucha contra la pandemia, Hugo López-Gatell.
Organismos internacionales de gran prestigio, de acuerdo a sus modelos matemáticos, establecen que el número de contagiados supera cuatro a cinco veces más la cifra oficial diaria, y la de muertos, dos o tres veces más.
No son contabilizados por la secretaría de Salud los enfermos que están en sus casas, ni los que se estiman son asintomáticos, que podrían rebasar, de acuerdo a modelos matemáticos, el millón de personas y en un mes más podrían llegar a dos millones. Estos siguen en las calles y esparcen el virus.
Por ello no es fácil cuantificar el alcance de la pandemia en México. Por ello, en estos momentos, el camino que debe seguir el gobierno, desde el punto de vista estrictamente sanitario, es establecer medidas de detección de enfermos y aislamiento, a fin de disminuir el número de contagios.
Desafortunadamente, el gobierno al que representa López-Gatell no quiere gastar en la compra de pruebas, ni mucho menos en sistemas de protección para los servicios médicos y sanitarios. Ahorros en salud pública, pero despilfarros en política.
La apertura de las actividades que inició el lunes, implica incrementar el riesgo de contagios y muertes. Esto lo veremos a partir de mediados de la próxima semana, si los datos oficiales se apegan más al realismo estadístico.
Antes que cualquier cosa, los mexicanos debemos pensar en las medidas de protección ante cualquier contagio: las máscaras, lentes y ropa especial, además de separaciones de acrílico en oficinas y en fábricas donde laboran empleados en trenes de producción. Estas son algunas de las medidas que disminuyen el riesgo de adquirir el coronavirus.
La sanitización en las calles, debe ser responsabilidad de todos. Esa era una costumbre que se aplica en algunos pueblos, pero en las grandes ciudades se abandonó. Barrer las calles, así como la limpieza escrupulosa de los lugares comunes, deben formar parte de la educación social y cotidiana. Educación cívica, que va más allá de honores a la bandera, recitar en el recreo de las escuelas y el himno nacional. Va en el cuidado de todos por todos.
Además, debemos continuar en la lucha por tener suficientes medicamentos y vacunas para enfrentar la pandemia y, como ocurrió en otras crisis sanitarias -como el sarampión, la polio y la viruela- mediante campañas nacionales de vacunación, lograr disminuir a casi nada la letalidad por esos virus.
Ahora, en apreciaciones de varias personas que he entrevistado sobre este tema, no es el momento de abrir las actividades cotidianas. Una medicina que ataque directamente el coronavirus, y las vacunas, estarían listas a finales de este año.
Para lograr ello, es necesario aplicar miles de millones de pruebas para detectar a los enfermos y atenderlos. Ello representa mucho dinero que debe invertir el gobierno de cada uno de los países y, en la medicina privada, se alivia con que varios acudan a sus seguros de gastos médicos o su dinero en forma directa.
PODEROSOS CABALLEROS: Pero, cuál sería el gasto para salvar a la humanidad, una vez que se tengan medicinas y vacunas. Hacemos cuentas: de acuerdo a datos de la ONU del año pasado, existen 7.7 mil millones de seres humanos. Si en una producción intensa de las vacunas, en cada país, el costo unitario sería de alrededor de entre 10 y 15 dólares. Todo el planeta gastaría unos 100 mil millones de dólares, lo que podría gastar cualquier organismo internacional sin muchos apuros. Así se salvaría a la humanidad. México, gastaría unos 1,500 millones de dólares. Lo que pagaron de impuestos Walmart y otras dos grandes empresas. Sí se puede, pero esto se lograría el año próximo, Para salir de una crisis económica, como ocurrió después del AH1N1, en 2009, tardamos unos 17 meses. Esta crisis podrá tardar más de 40 meses. Ahí está el camino, Entre más pronto se contengan los contagios, más pronto retornará la normalidad económica y el ansiado, por el gobierno, pago de impuestos.
RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: Más de 57 mil personas se beneficiaron por los proyectos educativos impulsados por Bosch en México, con el liderazgo de René Schlegel, durante 2019. También capacitó a más de 20 mil usuarios en temas de mecánica automotriz y sistemas de seguridad. A través de la Fundación Robert Bosch México, 37 mil niños y jóvenes de educación básica de 104 instituciones se beneficiaron con los proyectos de infraestructura, equipamiento de escuelas, desarrollo de capacidades y becas. Además, la junta directiva del Grupo Bosch adelantó que entre sus proyectos para ayudar al combate al COVID-19 está la producción de mascarillas y desinfectantes en plantas de manufactura de la compañía, el cual ya está en marcha en algunas regiones para la protección de sus empleados.
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