Columna ¡QUE CONSTE,… SON REFLEXIONES!
HOY hay fiesta en la comuna, una comuna como aquella que le recordaba al tío Lolo los tiempos del 65-68, cuando el hipismo era una realidad bajo la consigna de hacer el amor y no la guerra y que no dejaran de soñar para cumplir los sueños. Todos temíamos, me
comenta el Tío Lolo, con los ojos inyectados al darle un toque al cigarrillo de mota recordando los tiempos de la cárcel, en Lecumberri, donde algunos se sentían desdichados y otros se pregonaban como héroes y sobrevivientes de la tragedia del 68 cuando ni siquiera estuvieron en Tlatelolco. Estaba en su cantón escuchando los discos de Bob Dillan, sufriendo con los poemas de 20 canciones de amor y una canción desesperada, recordando las intensas sesiones de “pendejadas” donde algunos creían estar haciendo la revolución y otros sentando las ideas para la futura insurrección socialista que cambiara las tesis de cómo se veía el mundo el aquellos momentos. Otros, solamente pensaban dogmáticamente en lo que les indicaban los viejos sectarios del partido comunista mexicano y buscaban a otros, como sicarios del trotskismo en sus dos versiones de la cuarta internacional en su versión latinoamericana y en la sección europea, se perdía en las escenas donde las chicas se venían liberando de sus prejuicios pequeño burgueses y fumaban, bailaban, asistían a los mítines, hacían brigadeo, se acostaban con los cuates para darles tranquilidad y amor del bueno, participaban en las pintas, declamaban discursos con el toque de la liberación femenina, espantaban a las viejas mochas que aseguraban que el diablo se había apoderado de esa generación y que el país se precipitaba a la tragedia perturbado por las ideas del comunismo, no entendían que se hablara de Cuba, no entendían la razón de la figura del Che Guevara y de su toque jesuseado o de tragedia cristiana, no sabían cómo habían dejado abandonar a los jóvenes en las garras del vicio y de la sexualidad: Todo era culpa de los comunistas, de las ideas que les tomaban el seso y les cegaban ante los verdaderos valores cristianos y los que les dieron sus padres y abuelos, sin aclararles, jamás, eso de la Santa Inquisición y menos eso de las tragedias quemando a inocentes o acusándoles de brujas… en fin, estábamos en una crisis existencial y solamente se superaba fumando un cigarrillo de carita lleno de mota, o acudiendo a tragar hongos con María Sabina… en fin, la guerra avecinaba la represión y la lucha consideraba la muerte de muchos y el encarcelamiento de otros, la fuga de algunos, y los demás, a ver y disfrutar como si nada los juegos olímpicos gritando: México, México…68 y en libertad…
No es una pesadilla la que comenta el Tío Lolo, es una terrible realidad. La guerra de Viet Nam solamente se conoce de oídas, algunos la fuimos viviendo desde las comunas, desde las insurrecciones en la universidad de Berkeley, California, cuando muchos se negaban a ir a un lugar a hacer una guerra que nadie entendía por mucho que se hablara del comunismo y de la falta de valores y democracia en esos países, pocos conoce la tragedia de Kennedy, la muerte de Luther King, el encarcelamiento de Mandela, el asesinato del Ché, la guerra de guerrillas en Venezuela, Colombia, Brasil, Chile, Uruguay, Argentina provocadas por los militares alentados y patrocinados por los gringos, el tráfico de mota, el alto consumo de sus jóvenes en los Estados Unidos, el fomento de la drogadicción por medio de la guerra, la guerra como el arte y el negocio, la resistencia de algunos que no fueron y quemaron sus tarjetas de guerra y prefirieron estar en la cárcel, esperando una reacción de los más para terminar con el negocio de los señores de la guerra, pero nada, solamente creció el negocio de las drogas, usaron a los mexicanos, colombianos, peruanos, Venezolanos, en fin, el negocio crecía de tal suerte que daba para alentar otras guerras y así se construyeron las mafias y se protegieron a sus miembros por medio de las policías de cada país, se pervirtieron a los políticos, se les asoció en el negocio y buscaron que por medio del dinero y no de las ideas se “fortaleciera la democracia” optando por los malos y perversos, no por los mejores… y nadie entendía que los jóvenes supieran esto de otros lados, que se interesaran más por lo de fuera que por conservar las ideas, las tradiciones y la religiosidad de los mexicanos, de fortalecer los ideales de la familia, evitar romper las reglas que nos dieron patria y sustento, nadie entendía que los jóvenes cantaran en inglés y bailaran como locos, fumaran mota, hablaran del Ché y con groserías, insultaran al “señor presidente y despotricaran en contra de los policías y soldados, que anduvieran pintarrajeando en vez de estar en las escuelas estudiando, no entendía que estuvieran en huelga en las escuelas, que cada día más y más hombres y mujeres se afiliaron a las marchas, esto era el caos para esos viejos, tan viejos como lo somos ahora los que vivimos aún después de la masacre del 68, cincuenta años después, donde los recuerdos se esfuman, unos por el tiempo y otros porque así interesan a los que siempre han vivido del cuento del 68… se acerca un aniversario, son tiempos de negocios y negociaciones, algunos, todavía lamentan que no exista como en España una comisión que busque que indemnicen a los viejos que participaron consciente o inconscientemente en ese desmadre, “tendrán que pagarnos por lo que hemos sufrido” ,y el tío Lolo, moto como está, se ríe de ellos y los manda a la chingada, no entiende a éstas alturas que todo en la política es negociable y es negocio, por ser negociable… en fin, no sabe, el Tío Lolo, si los humos de la mota son tales que le dan conciencia y libertad o simplemente generan los recuerdos más valiosos y que hacen que algunos se emborrachen, otros se pongan a llorar y otros más busquen los negocios y el dinero, con el que siempre soñaron cuando pensaban que hacía la revolución… Todo es negociable, y por tanto, es un negocio. Es triste, pero así es, no hay más…¿cómo olvidar a María Sabina? como volver a tomar el grito de Yanqui go Home…como hace falta ahora que nos están entregando a los gringos para que nos saqueen y exploten.