¿Cuántos años tengo?

COLUMNA       ¡QUE CONSTE,… LOS OLVIDADOS!

¿Cuántos años tengo? no sé, no tengo idea, nosotros no fuimos a la escuela, aprendimos de los tatas, de los abuelos tatas, de los tíos, de los tatamandones, de los curas que de vez en cuando venían, cuando eran los tiempos de San Isidro

Labrador que es el santito que tenemos en la capilla y arriaba y se llevaba los guajolotes, las gallinas, los aguacates, las nueces, las guayabas, los patos, el mezcal, el piloncillo, el café, lo subía todo a su troca y dizque era para el seminario de la Santa Cruz y la verdad es que quién sabe porque dicen que en Tepozcolula tenía una señora con niños y yo digo, pues si son hombres y los hombres no se controlan, se desbocan y por eso los matan, por el pico cuando hablan de más o cuando andan de cuscos y dejan por hay los pantalones, por eso los tatas dicen que no es bueno tomar ni ver a las casadas porque en la borrachera el mezcal, saca palabras, y las viejas, sacan pasiones. No, no sé cuántos años tengo, pero desde que me recuerdo ya estaba el nogal, chulo el árbol, mis tatas decían que una vez fueron al pueblo de Tlaxiaco y ahí, compraron nueces de Zahachila y que una de ellas se quedó, no la rompieron y la sembró mi mama en un botecito y yo lo regaba, y de pronto, cuando mi tata abuela contaba cómo salen de las semillas los árboles y cómo dios les ordena dar, dan frutos para que los hombres se mantengan y no como dice el cura para que coman y los corra dios del paraíso, eso no ha existido, siempre, los pobres, hemos sido pobres y no por eso perdemos la esperanza, y el árbol del nogal se fue para arriba, le agradó el clima y le agradó el trato y por eso lo sembró mi tata con honores y cantos y flamas y copal al centro del patio y ahí está desde hace mucho, dando sombra, buena sombra y dando nueces, ricas nueces, abundantes, cada una tiene dos partes, yo digo que son la hembra y el macho y por eso nace el árbol y por eso hay que dar gracias porque cada vez que da, siempre da, nos llena los costales y sacamos las nueces grandes y las sembramos. Dicen que hay unas de papel, que no son tan duras de la cáscara, pero no sé, a mí me gusta su sabor y por ello tengo una piedra plana, grandecita, la traje del río y otra como redondita, y con esas le pego poco a poco a la nuez, con cariño, rezando para que su espíritu se quede y no se vaya o salga espantada y entonces sea vana, así, poco a poco se va abriendo la cáscara y sacamos con amor las mitades, los dedos se ponen negros y son como agarrados al igual que la lengua cuando se come cáscara, y mi tata siempre guarda las cáscaras y las regala al hombre que curte pieles, y este dice que son lo mejor para que la piel no rechine en el huarache y no cale en el pie. Por eso yo le tengo mucha fe al nogalito, por eso sé que siempre que me da, yo rezo agradecida a la naturaleza y al padre dios, no lo he visto pero sé que por ahí anda y me porto ben, rezo y doy, cuando puedo doy, y si lo único que tengo son las nueces las doy, porque las guardo en la caja con la estampita que encontré un día en el camino a Putla, decía mi tata abuelo que para allá está la señora virgen de Juquilita y yo la guardo, porque con la nuez tomo fuerza para el cuerpo ahora que ya estoy vieja y con la estampita, tomo fuerza en el alma, y hay voy, caminando, tal como me enseñaron los tatas, con la cabeza gacha y orando a la tierra que tomará mis huesos y los pondrá en el polvo…mientras las nueces me dan fuerza al cuerpo y la estampita de la virgen me da fuerza al alma

         Y cuando acompañaba a mi tata al campo, mi nana, nos daba atole con chocolate y nueces, un buen tanto, decía que era para la fuerza y es cierto, mi tata arriendo la yunta y él recto, pisando fuerte y yo atrás con un palo picando la tierra y con lo otra mano poniendo la semilla del maíz y del frijol y del tomate y rogando al cielo que así como me daba nueces el nogal, la tierra nos diera para comer todo el año y no andar penando ni dando penas. Mi tata decía que tenía la buena mano, la que siempre siembra y da. Yo creo que porque me enseñaron a sembrar y dar gracias, la tierra es agradecida cuando le das agua y ella da frutos y no rezongas ni te agüitas ni te pones a gritar, en los montes de la sierra no se escuchan gritos solo los susurros del viento y los amaneceres de los amantes, y los gritos, solo cuando nacen, y algunos no, algunas solo pujan pero no gritan, no quieren espantar al crio y esperan a que pase el dolor y dan gracias y va saliendo el muchito o la muchita y después, con amor, lo toma la comadrona y corta el ombligo que es como la raíz en la madre y en el niño, y por eso hay que dar gracias. Todo en la vida, aun las penas, son por algo, aun las ofensas se dan por algo, las risas, los llantos, los suspiros y las plantitas saben cuándo uno las quiere, y por eso, antes de cortarlas hay que acariciarlas, son como niños y niñas, y se les habla calmadito, le das gracias porque te dará alimento o sustento o curará, porque en el mundo y en la tierra está lo bueno y lo malo y más lo bueno que lo malo a pesar de que no lo vemos y renegamos[D1] …

         Y de pronto, la tierra se mueve, tiembla, la gente grita y la iglesia se abre y se cae la campana, muchas casas se destruyen y la gente llora, yo ya sola, vieja y solo acompañada de mi nogal que no me deja, me agarro de él y nada pasa, doy gracias y veo que muchos sufren y gritan y no se explican y dicen que es por los pecados y el fin del mundo, pero yo creo que es por sus miedos y por sus odios, la tierra solo se movió para que sepan que está viva, que se le debe respeto y no lo que hacemos con ella, y la gente pide que se ayude y yo soy pobre, casi no tengo nada, pero soy rica porque tengo mi nogal y nueces y mi estampita de la señora de juquilita y la llevo con la gobernadora, y le digo muy clara: “yo no tengo más que esta cajita de nueces y la estampita. LAS NUECES SON PARA DAR FUERZA AL CUERPO Y LA ESTAMPITA PARA DAR FUERZA AL ALMA” y nadie me dice nada, no preguntan mi nombre y no lo sé y nadie me dice de dónde vengo ni a donde voy, y yo sé que Dios me pide irme con él y me tomo del nogal y ahí me quedo y no sé qué más pasa, solamente sé que di todo, mi cajita de nueces y la estampita, para dar fuerza al cuerpo y fuerza al alma… y no sé, solamente veo una luz y tengo una gran tranquilidad…por eso hay que dar todo lo que se tiene para irse ligero a cielo…