Hoy en día todos los tecleadores hablamos de los “millennials” como la generación de clase medieros que se educaron, que están bien formados académicamente, que muestran apatía social, indolencia, indiferencia y hedonismo, que se la pasan hablando de modas y de los sitios de moda para playarse o para ir a vacacionar, para codearse con los muy muy o cuando menos no estar fuera de las modas y saber de canciones, grupos, bebidas y comidas y sitios en restaurantes, hoteles, sitios de diversión y en fin, hablaban
de todo sin tener nada, y hoy, con los terremotos del 19 de septiembre, los vimos colocarse cascos, comprar guantes de carnaza y palas y picos y salir a rescatar no solamente vidas sino la realidad nacional de los escombros de los inmuebles que se caen por las complicidades y corruptelas entre constructores y autoridades que permiten esas edificaciones, y después, vemos que no se pusieron a tomarse las fotos ni subir a sus redes las fotos de su trabajo sino que al contrario, buscaron las razones de lo que acontecía y dieron en el clavo al demandar que los partidos regresaran los recursos que son de todos y que ellos, con sus mafias de control se embolsan cada año, para destinar esos recursos a los apoyos a los damnificados que se cuentan por miles.
Hoy en día me encuentro a muchos de mis compañeros de generación del 68, que me presumen que sus hijos fueron a estudiar a las escuelas privadas y confesionales y que se les becó al extranjero y que se capacitaron bien y que hoy que retornan al país no tienen los puestos ni los salarios que ellos pensaron tendrían ya que muchos de ellos saben que por este medio lograban consolidar puestos y presupuestos olvidando que ahora los que mandan tienen a sus hijos y nietos en los mejores puestos de la administración pública y privada, y que por tanto, los hijos de esos “mártires del 68”, no tienen cabida en los huecos de la administración y se reducen a estar en las escuelas privadas y las oficiales en la docencia y la mediocridad. Se perdieron los sueños de los luchadores y los sueños de la transformación social y política y entramos al conformismo, y ahí, no solamente muchos fuimos encarcelados sino que la mayoría de esa generación también fueron castrados y limitados en su acción, o bien, fueron cooptados por el poder y terminaron de diputados, senadores y gobernadores para servirles a los poderosos que nos chingaron y reprimieron, y ahora, solo les quedan los libritos pagados y ordenados desde el poder y las historias y chismes que se generaron para distraer y que no se viera ni se encontrará la verdad ya que los que nos han reprimido y asesinado no somos los mismos estudiantes, sino los gobernantes, y ahora, muchos, pretenden decir que en el 68 solamente hubo pláticas pero no acuerdos para parar y frenar el movimiento el día dos de octubre, y así van haciendo las intrigas y las mentiras para que no se descubra que al final de cuentas, los verdaderos represores y asesinos fueron desde el presidente hasta muchos miembros del estado mayor presidencial y los burócratas de gobernación y las policías políticas y las represoras… Hoy, muchos, buscan decir que esa generación del 68 se reencuentra con los millennials al confrontarse éstos con la realidad y los escombros y la muerte… y la realidad es que no hay nada de esto, y que todo vuelve al control de los grupos del poder. Por supuesto que la realidad y su descubrimiento hace que muchos volteen a ver las necesidades de cambio, así, procuran desde el anonimato de las redes sociales presionar con propuestas como la de quitar el financiamiento público a los partidos políticos y lo ganan, pero no ganan la lucha por el cambio, les dan a probar algo que pueden hacer sin romper con el sistema, estar dentro de las condiciones del sistema. Ahora se lucha por algo, pero no por cambiar lo que realmente sucede en el país, no se lucha por los salarios justos y por los empleos para todos, no se lucha por el acceso a la educación pública para todos, no se lucha por la atención de la salud para todos, no se lucha para que todos tengan casa y oportunidades, no, se lucha por joder a un grupito del cual todos estábamos hasta la madre como son los mafiosos que controlan los partidos políticos, y eso, no es ganar, es hacernos tontos y perder el tiempo, si lucháramos por el verdadero cambio dentro del sistema sería otra cosa, pero eso les da mucha wueva a los jóvenes de ayer y los de hoy, y los coloca en las calles y los saca de las comodidades del sillón y de los centros cafeteros donde se chachalaquea por eso, pero no se lucha por cambiar nada…
Seguramente, esos jóvenes tan preparados y capacitados podrán generar nuevas formas de contribuir a la solución de la tragedia y construir casas sustentables y anti sismos y lograrán obtener contribuciones generosas de organismos internacionales y nacionales y darán resultado, y ahí se ocuparán para que no se genere una acción transformadora y activa que ponga en riesgo el poder político controlado por los grandes intereses nacionales y extranjeros… van a ayudar, no van a conspirar para la transformación revolucionaria, porque simplemente no son revolucionarios, son gentes de buenas intenciones y se los agradecemos de todo corazón… Total, como dice Dante: El camino a los infiernos está empedrado de buenas intenciones…