“CONOCES MI NOMBRE, NO MI HISTORIA. HAS OÍDO LO QUE HE HECHO, PERO NO LO QUE HE PASADO”
|“Son muchos los que dicen conocernos, sin embargo, hay quién nos habla sin escucharnos, quien nos mira sin vernos, los mismos que tampoco dudan en colocarnos una etiqueta. En este mundo de juicios rápidos no abundan las mentes pacientes, esas capaces de entender que tras un rostro hay una batalla, que tras un nombre hay una historia. Cada uno de nosotros somos como regios navíos abriéndonos paso en océanos más o menos tranquilos o más o menos convulsos. En nuestro interior, y colgadas del ancla de ese barco hermoso penden y se libran nuestras batallas personales. Esas con las que intentamos avanzar a pesar de todo, esas que a veces nos encallan sin que el resto del mundo sepa muy bien que nos ocurre, qué nos detiene o qué nos duele”.
“Todos lidiamos batallas muy íntimas, a veces descarnadas. Somos mucho más de lo que dice nuestra credencial de identidad, nuestro curriculum o expediente académico. Somos polvo de estrellas, como dijo Carl Sagan una vez, estamos destinados a billar pero a veces optamos por apagar la luz unos a otros. Evitémoslo, invirtamos más en respeto, en sensibilidad, en altruismo”
“Colgar una etiqueta es, por encima de todo, renunciar a nuestra capacidad de percepción o a la oportunidad de descubrir qué hay más allá de una apariencia de un rostro, de un nombre”.
“Entonces te pregunto ¿en realidad me conoces?”
Y es cierto, en muchos casos se tejen historias truculentas para ocultar a los verdaderos responsables de los fracasos o se alientan, por medio del resentimiento, la frustración y el odio, no contra los verdaderos responsables y, cobardemente, se ocupan de otros individuos con los que saben estarán protegidos porque no tienen el valor de denunciar a los asesinos o bien buscan distraer la atención como aquellos rateros que van gritan al ladrón cuando ellos cargan las bolsas robadas, y esto viene a cuento porque desgraciadamente se han tejido muchos truculentas historias sobre varias gentes inocentes y víctimas de esos truculentos y mentirosos cobardes que las alimentan en el caso de 1968 y ya son tiempo de poner un hasta aquí, no por uno, sino para que en verdad se conozca la realidad y es por ello que en vez de andar como “lavanderas” esparciendo chismes y mentiras, los convocamos a que nos inviten a intercambiar las experiencia y datos de lo que hemos pasado en experiencias y de lo que hemos investigado sobre el tema y esto va en serio, no para alimentar egos y alentar “dirigencias” que no lo fueron, sino para dar respuesta que las debemos a los muertos, encarcelados, perseguidos y a los miles y miles de BRIGADISTAS que fueron los que alentaron y sostuvieron el movimiento social y democrático en este país y son los verdaderos agentes del cambio, no los oportunistas que siempre han “vivido del cuento de la lucha social”, solamente buscando sus propios intereses y encubriendo a los verdaderos responsables.
La crítica sana y la autocrítica honesta es la base para alimentar cada una de las historias personales y dejar a un lado el ego, el resentimiento y la frustración para ver con claridad lo que hemos hecho y lo que somos, ya estamos MUY VIEJOS PARA CONTINUAR PERDIENDO AMIGOS Y PARA CONTINUAR ALENTANDO CUENTOS E HISTORIAS QUE NO NOS DICEN NADA Y SI ENTURBIAN LAS AGUAS ESTANCADAS Y APESTOSAS DE UN CRIMEN DE LESA HUMANIDAD como ha sido el cometido en contra de la juventud mexicana en 1968.
Estamos hoy en un momento clave de lo que puede significar una transformación democrática, le pese a quién le pese, y para ello no es necesario montarse en la cresta de la ola sino saber nadar en esas aguas turbulentas para poder llegar a playas seguras, así nos debemos rescatar y sanar heridas y dejar a un lado egocentrismo o intereses, porque se llegará a ocupar algún puesto en esta administración y creo que si han llegado a ello es por su capacidad no tanto por su “historia personal” y no tienen necesidad de ponerse escudos que ya dejaron de ser necesarios, porque hoy, si algo podremos gozar es que, cuando menos, no tendremos esa persecución, esa intervención y espionaje que dominaba nuestras vidas porque los cuerpos de seguridad, responsables de aquella tragedia siempre estaban al pendiente de qué no pudiéramos aportar nuevas experiencias y pruebas que podrían ponerles en peligro, por ello, desde el poder, aprovechando los egos y los resentimientos, siempre alentaron las confrontaciones en vez de los diálogos por los que luchamos y las solidaridades de todos, porque así se desvirtuaban o descalificaban a otras voces y, sobre todo, distraían la atención en casos sin importancia para evitar que se vieran las verdaderas raíces de la represión y las matanzas que eran ordenadas desde el poder y por los graves intereses de algunos políticos que controlaban y, a lo mejor, siguen controlando importantes zonas del sistema en el poder, así que, en verdad, les expongo a mis compañeros que en vez de descalificarnos nos sentemos serenamente a comentar experiencias y a dialogar sobre los datos e investigaciones que tenemos y que, cuando menos, pueden ayudar a conocer la verdad de lo sucedido en 1968, ninguno de nosotros, como estudiantes, ordenó la matanza, la matanza la ordenaron desde el poder porque así era ese sistema en ese tiempo y circunstancia, lo que no les exime de su responsabilidad, ojalá lo entendamos por el bien de la verdad…