Algunos burócratas y vividores del Movimiento Estudiantil de 1968, piensan que el capítulo está cerrado y que están exculpados de sus oportunismos, traiciones, ocultamientos y transas, pues no es así, hay muchas cosas que van surgiendo y muchas cuestiones
que siguen en el aire, por ejemplo, en el próximo libro que escribimos con José García Sánchez: “1968: LAS VOCES DEL SILENCIO POLITÉCNICO”, daremos a conocer muchas cuestiones, pero sobre todo lo que se ha venido aclarando y la forma de organización que genera el movimiento estudiantil y que es la mejor muestra de la democracia juvenil y de que no había forma de “vender ni traicionar al movimiento” y, por esa razón, se fueron ocultando muchas maniobras por parte de uno de los grupos que ha mantenido el “control” del membrete del 68” y, con ello, han mantenido sus privilegios con el poder y, por su conducto, se logró destruir dicho movimiento con una acción paramilitar programada desde antes del nacimiento del movimiento para mostrar que no había posibilidades reales de establecer el camino democrático y, por esa razón, se destruye, por medio de una traición, una celada y una matanza el día dos de Octubre de 1968 en Tlatelolco, después de programar la “negociación” que supuestamente daba paso a la negociación y a la terminación pacífica del movimiento para poder reunir a todos los representantes estudiantiles en Tlatelolco, lugar donde se genera la celada y la matanza, programada con “intelectuales” que generaron las tesis del conflicto para tratar de mostrarlo como un movimiento comunista y que también fueron los que publicaron e hicieron los libros como el Móndrigo y otros que aparecen después, tratando de culpar a inocentes, cuando algunos de ellos tenían ya relaciones y acuerdos con Corona del Rosal y Luis Echeverría, y así, distraer la atención para ocultar la acción de los verdaderos asesinos ligados con la CIA en la presidencia, en gobernación, en las policías controladas por el regente de la capital, por el estado mayor que aporta a los sicarios y asesinos de jóvenes inocentes e incluso, traicionan a los soldados, y esa responsabilidad se debe de aclarar, porque ahora, algunos de esos oportunistas están siendo ocupados en el ejercicio del poder y controlando niveles estratégicos que pueden generar serios conflictos a futuro.
Ahí hablaremos, por supuesto, algo de lo que acabamos de recuperar: nos comentaba un importante miembro de la seguridad que ya está jubilado que en el inicio del año de 1968 se iniciaba una operación, cuando él tendría entre los 23 años, ya que estaba ingresado a la Policía y se venían ocupando a jóvenes de la PJF, de las policías políticas como la DFS, las policías normales que manipulaban desde el Departamento del Distrito Federal e incluso de la policía fiscal a grupos de jóvenes que aparentaran ser estudiante y que esa operación la venía coordinando el famoso, “Junior”, que posteriormente sería el que operó la detención de los representantes en el tercer piso de Tlatelolco y fuera jefe de ayudantes de LEA, al lado del comandante Cuauhtémoc Cárdenas, y a esos jóvenes se les pagaban sus honorarios y, además, les daban una compensación de cien pesos diarios y hotel, comida y bebida, su acción debía ser provocar en diferentes centros de estudio peleas y conflictos hasta que pudieron organizar seriamente el “pleito” entre los jóvenes de la escuela Isaac Ochoterena y la Vocacional cinco en la Ciudadela y de ahí, usar a la FNET, controlada por Jesús Robles Martínez que a su vez controlaba la sección nueve del SNTE y el Banco de Obras y Servicio Públicos y de donde se pagaba a los porros y policías que se incrustaban en las escuelas para evitar conflictos, esas gentes estuvieron hospedados en dos importantes hoteles que aún existen y, por supuesto, que se debe investigar, porque como hemos señalado, el conflicto estudiantil en el 68 no fue el resultado de una conciencia político-ideológica sino la respuesta estudiantil ante la provocación del mismo gobierno y de sus esbirros.
El día 12 de noviembre en el periódico THE NEW YORK TIMES, en un escrito firmado por Jacinto Rodríguez Munguía se dice: “Se sabe que la masacre de Tlatelolco se fraguó desde los sótanos del poder político. Pero tuvieron que pasar cincuenta años para saber que entre el 22 de julio, el inicio del movimiento estudiantil, y el día de la masacre, el 2 de octubre, se cruzaron personajes e intereses políticos que rebasaron a los que se consideran los responsables directos de la matanza”
“En el último medio siglo se ha creído que la masacre del 2 de octubre fue el resultado de las duras e inflexibles decisiones del presidente Gustavo Díaz Ordaz; de su secretario de la defensa Nacional, Marcelino García Barragán, y del entonces jefe del Estado mayor Presidencial (EMP), Luis Gutiérrez Oropeza. Sin embargo, la responsabilidad de la matanza alcanza a otros personajes políticos, militares e intelectuales que habían permanecido ocultos en los pliegues de la historia” …”El 68 se tejió de traiciones y venganzas en el campo político militar, un entramado en el que los intelectuales no fueron ajenos. Un filósofo, Emilio Uranga, fue quien urdió el principio y el fin de la represión al movimiento estudiantil… En mi libro LAS CONSPIRACIONES DEL 68. LOS INTELECTUALES Y EL PODER: ASÍ SE FRAGUÓ LA MATANZA, EXPLICO CÓMO Y EL POR QUÉ EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL TERMINÓ EN UNA MASACRE” Y BUENO, HAY MUCHO MÁS, Y YA LO VEREMOS EN EL PRÓXIMO LIBRO: “1968: LAS VOCES DEL SILENCIO POLITÉCNICO” y, ahora, ya voy entendiendo la conjura y las acciones en mi contra por parte de algunos oportunistas del 68.