Allá, en la sierra Norte del estado de Oaxaca, hay muchas comunidades que
cuidan los bosques y de ellos viven, cuidan las veredas y cortan los pastizales que se pueden incendiar y provocar una tragedia, recogen las ramas secas y las utilizan como combustibles en los fogones, VAN POR EL BOSQUE RECOGIENDO, EN LAS ÉPOCAS DE LLUVIAS, LOS HONGOS que ellos conocen con gran facilidad, HAY, INCLUSO, UNOS HONGOS BLANCOS QUE TIENEN CONTROL EN MUCHAS COMUNIDADES PORQUE LLEGAN POR ELLOS JAPONESES que los utilizan como medicamentos y tienen un buen precio Y LO MÁS INTERESANTE ES QUE TODO LO HACEN CON EL Tequio, El trabajo voluntario que aportan todos los miembros de la comunidad, ahí, observa uno a muchos y sobre todo niños y mujeres tallando cucharas, palillos botaneros, palas de todo tipo y, muchas de ellas, las decoran, también hacen juguetes de madera y salen a los caminos o a la ciudad a vender sus pequeñas obras con terminaciones de animalitos, un colibrí, una tortuga, una piña o una manzana y ese amor y delicadeza con la que tratan el material y las maderas, generan, incluso, una enorme calma y le brindan una cara llena de serenidad. Las Sierras son lejanías y silencios, son voces del viento y de las ramas, son los chaneques y los enanos y los cuentos de aparecidos y de llantos y cuentos e historias de magia y de ensueños, todos se ven en las lumbradas o en los fogones, cada lengüetazo o cada chispazo, cada sonido que cruje en las ramas o cada ceniza o rescoldo tienen un significado de allá salen los cuentos de los coyotes que de pronto aparecen y salvaban o protegen o avisan y ahí se sabe de los nahuales y de los tonales, de los sustos y de las sobadas, ahí duelen los huesos y salen las reumas por el frió y la humedad, ahí se ven las águilas y los zopilotes y los pájaros cantando en cada temporada y, los hombres y mujeres, son de pocas palabras, se hablan mucho con los ojos, poco sonríen porque hay poco para alegrarse porque siempre hay noticias que lastiman y alarman, el serrano es de nostalgias y de recuerdos, hasta su música es de llanto y de silbidos y de sonidos del viento o del agua, por ello, a veces, ellos emigran con dolor en el corazón, tienen que buscar la tortilla y salen con sus huaraches a caminar por las calles de las ciudades y así, uno de ellos que de pronto llegó a una tienda departamental en la capital, llevaba entre sus manos sus cucharitas y los palillos botaneros y se acerca, arrastrando sus pies cansados a una vendedora en la zapatearía e, inocentemente y sin vergüenza porque nada debe ni de nada tiene que hacerlo, le pregunta a la vendedora: “AQUÍ VENDEN ZAPATOS USADOS?” y esa mujer venida de esas tierras y de esos lares, trabaja para ayudar a sus tatas y de pronto recordó cómo era su padre con sus huaraches y sus productos vendiendo en las calles y se impacta, se duele y responde, no es el lamento es la solidaridad y la solución y sin pensarlo busca y le regala un par de zapatos, sus compañeros apoyan con unos pesos y no faltó, ahora, con la tecnología, el cliente que veía todo esto y lo sube a las redes, ella no quería publicidad, reaccionó recordando su pasado y viviendo su presente, Aurelia Maricela Santiago Hernández, originaria de Alberjones, allá en la sierra Norte de Oaxaca, no buscaba más que ayudar, así es la vida en esas regiones, no preguntan sino que sirven y ayudan y apoyan y que bueno que la capital no le rompe el corazón ni los recuerdos, por eso hay que contar las historias, porque eso, a lo mejor, nos motiva para hacer algo bueno de lo mucho que hacemos malo…y, a lo mejor, por ello, el cielo conmovido comenzó a llorar y a llover en la capital sin dejar el llanto, limpiando la suciedad y el smog.
Y que bueno, decimos todos los que la hemos visto con esa fuerza y su historia a cuestas, dejando la familia, allá, en Tlaxiaco, en la zona pobre del aeropuerto que ya no existe, entre las casuchas de lámina y la fabricación de piñatas a la maestra Yalitza Aparicio, QUE LUCHÓ CONTRA TODO Y SE IMPUSO EN LA PELÍCULA ROMA y que, seguramente, sintió las agresiones de esas otras envidias que tienen lenguas largas y patas cortas y, se sobrepuso, y cómo no hacerlo si su sangre es zapoteca y su fuerza es la esperanza, así se logró forjar en la Escuela Normal y salir como maestra, pero los tiempos y las circunstancias y los movimientos que allá nadie entiende porque son políticos y de control, no le dejaron tener un empleo y regresó a su choza a fabricar piñatas y de ahí salía al triunfo y a la fama, seguramente rezó mucho, lloró sin verla, sufrió en el alma, sentía la lejanía de la casa y de sus tatas, conocía nuevos gustos y formas y se ajustaba y así llega a ser, ahora, YALITZA APARICIO, LA IMAGEN PARA LA FIESTA ÉTNICA MÁS GRANDE DE AMÉRICA: LA GUELAGUETZA, que se celebra en Oaxaca en el mes de julio, dando gracias a la tierra por sus productos y repartiendo esos dones con el canto y los bailes de todas las regiones, ahí, entre los colores, la música, las tiradas de frutas, los gritos y las alegrías se olvidan las penas acompañados de un buen mezcal de pechuga, espadín, tobalá, coyote, en fin, de las distintas regiones que con diferentes magueyes dan sabores tan variados como las etnias oaxaqueñas, son días de fiesta y de gracias, son de solidaridad, de fiesta, de colores, sabores, magia y reencuentro entre los de allá y los que van, que bueno que YALITZA APARICIO es la imagen de esa fuerza oaxaqueña de raíces profundas con alas largas de libertad…