Ahora, para que todos se jodan, tres detenidos a punto de extradición, uno de ellos hijo
del consuegro del Chapo se fugan del reclusorio Sur y las autoridades dicen que investigan si existió colusión con los encargados, pues ni modo que ellos trajeran las llaves, seguramente se jodieron las cerraduras con el dinero, ya ven que los dólares, dicen, pues abren muchas puertas…
Si tomamos como ejemplo el caso de Francisco Villa que, de delincuente buscado por las autoridades de Don Porfirio se pasó al bando revolucionario hasta alcanzar un nivel de general y tener un importante papel en el proceso de la Revolución Mexicana, pues es de pensarse la idea de que muchos de los hoy involucrados en los grupos criminales, en las zonas de siembra o las de trasiego o comercio de drogas, en cualquier momento, ante el vacío de poder y de control de la inseguridad pueden convertirse en grupos incrustados en las guerrillas y la insurgencia.
En zonas como Puebla, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Veracuz, Hidalgo, es lógico que los grupos puedan mutarse de delincuenciales a grupos de organizaciones insurgentes, sobre todo cuando tienen muchas ligas en las zonas de protección donde operan, y esto, también es lógico, ya que sus formas de operación, control y de formación parten en mucho de las ideas tácticas y estratégicas de los grupos de las guerrillas insurgentes. Por ejemplo, en Colombia, vimos cómo la mutación se produjo de tal suerte que muchos de los grupos insurgentes o guerrilleros, se fueron transformando en los grupos de trasiego de drogas, con el pretexto de financiar el movimiento revolucionario y de parte del mismo gobierno y los grupos de la reacción se formaron los grupos paramilitares que, para financiarse, también tuvieron la experiencia del tráfico de drogas, y de ahí surgen ahora muchos de los grupos más importantes que vienen invadiendo zonas en el país, México, ya que por ejemplo, grupos delincuenciales del narcotráfico contrataron o importaron sicarios y guerreros preparados y capacitados en esas zonas de conflicto y ellos aceptaron porque en los lugares de pacificación de Colombia, se fueron agotando las posibilidades de subsistencia de esos elementos y por eso hoy en día, vemos grupos de los Maras y de los ex guerrilleros o paramilitares siendo parte importante en la formación de los grupos del narcotráfico mexicanos, y de ahí, la violencia y las nuevas formas de organización que hacen mucho más difícil para las autoridades su localización y su exterminio.
Las mismas confrontaciones de grupos contrarios en zonas como Puebla o Veracruz Michoacán o Guerrero, han obligado a las poblaciones a tomar partido, como en los viejos tiempos de las guerrillas mexicanas, y de ahí que su paso a ser grupos insurgentes, son muy claros y no solamente pelean en contra de ellos por el control de las plazas, sino, también, en contra de las fuerzas federales como se ven en regiones de Guanajuato, Veracruz, Tamaulipas, Michoacán y Puebla. Por esas razones hoy la formación y reclutamiento de mujeres y de jóvenes son una realidad ya que ellos son más efectivos para la confrontación entre policías y federales y, en muchos, de esos casos ya no tienen ni familias ni nada que perder, son los famosos NIÑOS DE LA GUERRA, que como en el caso de Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala han formado ejércitos incrustados en los grupos de la delincuencia, como los Maras Salvatruchas y los paramilitares, que actúan como sicarios especiales, como se ha visto en México lo hacen los jóvenes traídos de Colombia para ejercer la presión y las venganzas de los grupos que les contratan. Como no tienen antecedentes, ni familias ni papeles no se les puede localizar, a menos que sean entregados por sus propios cómplices o caigan en los operativos.
Si por el momento esos grupos no son más fuertes que los militares y policías federales del país, la idea es de que ellos tienen mejor armamento y no tienen que respetar ningún protocolo, por lo que son mucho más letales y eficientes que nuestras fuerzas federales ,y esto cala en la misma inseguridad nacional que vivimos, con preocupación, en todo el país. Hay caminos federales que se evitan transitar por las noches en muchas partes de México y hay regiones en donde si no eres de la zona no puedes entrar en la región porque el control es de las comunidades o de los grupos de la delincuencia y lo mismo sucede en muchas colonias urbanas, donde la miseria y la marginación arropan a esos grupos sin que las autoridades puedan ingresar con facilidad para hacer labores de investigación o de combate. Perdemos muchos municipios y no hay duda de que, además, se tienen que considerar los grupos de la narco política que ya son una realidad en el país y de los grupos especiales de los narco empresarios y financieros, que son vitales para el manejo y control de los recursos de esos grupos que ya controlan muchas colonias, municipios y cuentan con relaciones políticas y financieras en todo el país.
Por ejemplo, en Chihuahua, en Villa Unión, se pudo observar cómo se realiza la invasión paramilitar en la zona para eliminar a muchos pobladores y controlar, por miedo, la región, igual que se han realizado esos operativos en Tamaulipas o en Coahuila, y aún así siguen muchos burlándose de la política de abrazos y no balazos, porque a lo mejor eso aumenta la confianza y la letalidad de esos grupos delincuenciales que hoy tienen y operan con técnicas guerrilleras y se afianzan en las zonas de control por medio de la protección de la misma población civil, así que hay que tener visión y cuidado de cómo actuaremos en poco tiempo, porque al parecer muchas regiones se van perdiendo en esta real guerra contra el narcotráfico, donde unos matan, y otros, abrazan y besan…