De vivos y de muertos...

“Orden dada y no vigilada se la lleva la tiznada” y esto es lo que sucede con las famosas leyes anti chatarra, se hacen con fines políticos y no se solicita el que se generen programas de ejercicio y se inicien locales para tales efectos porque las nuevas condiciones de la tecnología, la pandemia y la economía hace que las gente no se mueva y si no se mueven
y comen igual pues engordan y se genera el desastre que vivimos, pero peor, los diputados envueltos en sus grillas no van a los tianguis y no se dan cuenta de que dulces, refrescos y comida chatarra ya caduca en los Estados Unidos son trasladadas en enormes cantidades a México para cubrir la demanda y así pues sigue el problema sin que autoridades y diputados puedan realizar algo a pesar de que ahora los marinos controlen los puertos y las aduanas, pues ni modo que todo los cientos de contenedores o tráileres o contrabando hormiga puedan ser controlados por ellos, el asunto es que los empresarios andan haciendo las gestiones de controlar los daños por medio de amparos y asuntos legaloides que solamente darán paso a las discusiones y demagogia que necesitan muchos diputados para hacernos creer que en verdad se preocupan de la salud de los mexicanos cuando solamente andan en busca de puestos y presupuestos, y así, los que ganan, son los abogados y ponen leños en el fuego y los jodidos siguen igual… pero al parecer ni unos ni otros entienden porque siguen hablando “dos idiomas diferentes que no se entienden ni a señas” o simplemente, le hacemos al Tío Lolo: pentotos solos.
 
          Ya se acercan los fríos de muertos, desde que asomaban los fuertes colores de amarillo a naranja las flores de Cempasúchil, la famosa y maravillo flor de muertos en todos los hogares y panteones se comenzaban a hacer los reparativos para tales días, las ánimas, los muertos chiquitos y los santos difuntos, es sin duda la mayor fiesta celebrada en las comunidades indígenas que traen los recuerdos de sus seres perdidos y es la forma en que se les recuerda y continúan con las tradiciones y surtiendo con fuerza las tradiciones y raíces de los mexicanos.
 
         En los países sajones se hace el famoso hallowing y esta forma de celebración que nada tiene que ver con las tradiciones indígenas de los mexicanos penetra en muchos sitios por el Norte y llega como una forma comercial al igual que cuando Santa Claus deja a un lado los hermosos nacimientos y las posadas que tanto gozamos de niños y que siguen en nuestros recuerdos con ese amor a lo nuestro, ahora, hay arbolitos de navidad y pues al carajo los nacimientos que siguen en muchos sitios peleando la tradición.
 
         En los días de muertos eran las señoras ancianas las que más ponían atención a todo lo necesario para la celebración, elaboraban los guisos y bebidas, dulces y exquisitos platillos para cada uno de los que en la casa se recordaban, se adornaban los cuartos donde se pudieran ver todas las ofrendas y los vistosos encajes o bordados o papel picado y todo adornado con las matas de Cempaxúchil y los aromas salían provocando los gustos de todos, a cada tiempo su nivel y a cada muerto sus rezos y recuerdos, y para los que no tenían ni con qué, pues las ánimas benditas, tenían algo en cada casa para que no penaran, decían las viejas abuelas con lágrimas en los ojos y manteniendo los rosarios entre sus manos rugosas.
 
         Algunos, de pronto recibían anuncios, decían ellos, y ocurrían a los panteones y lloraban o cantaban o comían sobre las tumbas de sus seres queridos a los que no dejan ir a descansar porque su amor les ata demasiado y lloran y cantan y recuerdan y se llenan las calles de susurros y gestos y todos andan pues entre muertos y vivos porque es lo que nos une en el presente con el futuro y la de hoy con la muerte a la que nadie escapa…
 
         Panes con formas humanas, tamales de todos tipo, moles con esos toques que dan las abuelas a los sabores y las tortillas recién puestas del comal, bebidas y frutas naranjas, cacahuates, nísperos, cañas que van adornadas de flores y en cada región los cantos y las formas, los caminos de pétalos desde el panteón hasta las entradas de las casas para que se recuerden la ánimas y se alegren del día que les dejan estar entre sus vivos y los vivos siguen ahí con todo el amor y el cariño que muchos guardaron y otros apenas dan entre llantos, rezos y penas, canciones, recuerdos parque siempre llegan los que se han ido y pues como dirían en muchos lados: las victorias pasan y las derrotas también, la muerte pasa y la vida también y después como que queda ese vacío por días que hace que las gentes reflexiones sobre sus visitas y sus seres queridos que se fueron y con los que tienen las esperanza, la que no muere para que un buen día los alcancemos y tengamos nuevamente la oportunidad, la que siempre mantenemos para hacerlo de nuevo entre los que amamos.
 
         Desde la visión de los fuereños los mexicanos nos burlamos de la muerte y no entienden que reímos por no llorar, nada se puede hacer ante lo que es irremediable, nos podemos imaginar cuando en la inauguración del templo mayor en el Zócalo se llevaba al sacrifico a miles de seres humanos para ofrendar su sangre a los “dioses” y después nos podríamos imaginar que con esa misma brutalidad y saña, con otros ritos en la Santa Inquisición miles de indios y otros miles de seres humanos también fueron ofrendados y sacrificados para que algunos tuvieran riquezas y oro cuando en nuestras tradiciones el oro simplemente era la mierda de los dioses y ante lo que no se entiende pues solamente hay que poner cara de sorpresa o bien dejar hacer y dejar pasar, porque cuando vamos por entre los enormes tesoros y vestigios de ruinas no hay explicación posible de que tanta belleza y sabiduría hay sido aplastada por unos cuántos españoles y miles de indios dolidos por la explotación de otros y así, no nos queda más que llorar o reír, cuestión de gustos o de sentimientos…