En el ánimo de los mediocres, la crueldad se acobarda; sin coraje para la criminalidad o para el abierto ejercicio de la impiedad, los espíritus mezquinos se regodean en la vileza. Rastreros y pusilánimes, esconden el puñal en los dobleces de su ropaje; traicionan o calumnian, emboscan o envenenan. Seguros
de su impunidad se tornan despreciables. Incapaces de bondad, sus gestos "solidarios" son dinero dado a usura, esperanza innoble de réditos y recompensas. La mezquindad es la soga en que se asfixia la grandeza, el rasgo deleznable, el impulso abyecto, el atributo miserable de su oquedad interna; emergerá inconfundible en el furor de sus calumnias, en la saña inocultable de su difamación, en el estigma y en la ofensa con la que acalla su impotencia. La mezquindad atropella, transita sin miramientos sobre el dolor de los demás; es ciega al sufrimiento y sorda a las necesidades. Repele como a un veneno la compasión y la empatía; se solaza en el insulto, se recrea en la burla, se complace en su sarcasmo transformado en crueldad. Hará de la debilidad ajena su principal fortaleza; la mezquindad es el gusano que se nutre de la herida, el hacha que se ensaña con la leña caída.
Ahí donde hay virtudes el mezquino encuentra "afrenta"; donde hay bondad, "perjuicio"; donde hay sinceridad, "malicia". Corroe y corrompe para mantenerse vivo; ensuciará con su suspicacia los más límpidos actos. Incapaz de comprender la grandeza o la bondad, disparará sin piedad a las aves en vuelo; en el fondo profundo de la mezquindad, habita la envidia, la ineptitud, la impotencia y el resentimiento que emanan de la pequeñez.
La mezquindad suele entrar por donde sale la magnificencia: ¿Puede haber mayor ruindad, que ignorar los señalamientos de los principales organismos sanitarios a nivel mundial, como los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades, que recomiendan de forma inequívoca que "TODAS las personas de 12 años de edad o más se vacunen contra el covid-19 para protegerse" y ayudar a combatir tan devastadora enfermedad? ¿Puede la mezquindad alcanzar más altos cotos que entender la solicitud de vacunación contra el covid-19 de una niña de 12 años con diabetes mellitus tipo 1 como un "asunto de intereses alentado por las farmacéuticas"? ¿Puede haber un ser más miserable y despreciable que quien supone que "por cada dosis de la vacuna contra covid-19 que se desvía hacia un niño o una niña a través de amparos, se le quita la oportunidad a quien tiene un riesgo mayor?
Lastimoso lamer el suelo por donde pisa el amo; vileza sin recato, servilismo ignominioso, podredumbre rastrera, inmundicia hecha palabra que ensucia y envilece. Culmen de la bajeza, apoteosis de la ruindad; reprochable por sus consecuencias y despreciable por sus alcances. Presidente y medicastro, titiritero y marioneta. Distintos en el mando e idénticos en su miseria: El uno niega y el otro secunda, el uno escatima y el otro le aplaude, el uno desnuda y el otro se mofa, el uno miente y el otro encubre.
¡Nada más infame que la mezquindad compartida, la mezquindad a dúo!
Dr Javier González Maciel
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Estudios universitarios en Psicología, Médico Cirujano, Especialista en Cardiología, alta especialidad en Cardiología Intervencionista en Madrid España, titular de posgrado en Cardiología clínica, miembro de la Sociedad Española de Cardiología, profesor universitario, director médico en la industria del seguro de personas y conferencista para América Latina