He recordado las sabias palabras de Don Fernando Marcos y de Don Jorge Zúñiga, “quien habla mucho,
se equivoca mucho” y una más, parece anónima, que dicta, “Presidente que se cree más que el pueblo habrá de sucumbir”. Estas memorias tienen una razón, lo contestatario que salió el Gobierno luego de que las calificadoras reprobaran la deuda de PEMEX. Sabemos que en el combate a la corrupción en el marco de los hidrocarburos se corren enormes riesgos, muy peligrosos. Hay enormes mafias incrustadas que defenderán sus intereses e ilícitos. Pero lo que se percibe es una evidente carencia de estrategia y el nombramiento de funcionarios, como el director de PEMEX, que crea más problemas que resolverlos. Es de dominio público que ya están en México fuertes inversiones en infraestructura que han sido mermadas por el cierre de ductos. Las pérdidas han sido millonarias a meses de instalarse en el país. La compra de vehículos (pipas) sin licitación y la contratación de choferes aún cuando no llegan las unidades arrojan dudas en la transparencia del manejo de los recursos. La nula aplicación de la ley a delincuentes y la resistencia de llevar a la càrcel a los verdaderos corruptos que desde las altas esferas han desangrado al país, hacen creer que la ley se aplicará a discreción. Pero eso de llamar “hipócritas y charlatanes” a las agencias calificadoras desfigura una política de entendimiento por una de confrontación e insultos. Por eso llama la atención la durísima respuesta/comentario de Aristóteles Nuñez dejando clara evidencia del desconocimiento en la materia de los funcionarios de la Cuarta Transformación. Vamos no saben o entienden la tarea de las calificadoras y las consecuencias de sus determinaciones. Lo escribió claro “las empresas calificadoras no tienen dentro de sus tareas o actividades detener el saqueo de un gobierno...ellas. Ídem la fortaleza y certidumbre financiera de un país o una entidad que emite bonos de deuda”. Y esta puntualización por el arrebatado discurso del Presidente cuando sentenció “ es muy hipócrita lo que hacen estos organismos, que permitieron el saqueo, que avalaron la llamada reforma energética, que sabían de que no llegó la inversión extranjera directa y que no se aumentó la inversión en PEMEX” . Así con esa fuerza, el gobernante tendría que comprobar su dicho y además denunciar a los saqueadores nacionales. Fitch Ratings degrado de BBB+ a BBB- las calificaciones predeterminadas de emisoras en moneda local y extranjera a largo plazo de PEMEX, así como sus calificaciones nacionales a largo plazo de “AAA” a “AA”. No es charlataneria, por la política interna del nuevo gobierno, la calificadora prevé que la compañía reporte un flujo de fondos libre (FFL) negativo de entre 3 mil millones de dólares a 4 mil millones de dólares para 2018 y 2019. Además la calificadora, y esto no es hipocresía, mide la fortaleza financiera de PEMEX para hacer frente a sus obligaciones de pagar la deuda contraída, es decir, también miden la perspectiva financiera de PEMEX y valoran si encontrarán presiones financieras para enfrentar sus obligaciones. Cerrando ductos, limitando el abasto de combustibles y no aplicando la ley no se avanza. Hoy por hoy uno de los mayores problemas de PEMEX es la disminución de extracción. Ojo, de existir, y este no es asunto de administraciones pasadas, de existir un plan de inversión transparente, serio y creíble en PEMEX para incrementar la extracción de petróleo, como da cuenta Nuñez, la calificación podría mejorar. Pero hoy PEMEX por la baja en la calificación deberá pagar un costo financiero adicional anual izado entre 20 y 30 mil millones de pesos. O sea que a cada planteamiento de la austeridad republicana nos está saliendo más caro el caldo que las albóndigas. Ahí las consecuencias de acusar sin pruebas, de no pegarle a los grandes tiburones y de cancelar por capricho la Reforma Energética del país. No se puede destruir sin construir y subrayó, quienes sean del partido que sean en la administración que sea, si son delincuentes deben pagar el daño a la nación. Ahí, justo ahí, está la tarea no nombrando a un agrónomo inexperto, indultando a corruptos y tachando a los demás de “charlatanes”.