Continuando con el tema de mi colaboración de ayer, he de comentar
que la bomba doméstica estalló en ese partido, Morena, en donde su fundador, el peje, se comprometió (palabra de honor) a que no habría ni cotos, ni cuotas, ni cuates. Y aquí, en el asunto de Puebla, Yeidckol no encontró entre las “sabandijas” (ella lo dijo) a otro con más méritos y respeto (ajijo) que Barboza. Hoy sobre él hay dos apuestas, una, si podría gobernar dada su enfermedad y dos, si es capaz de ganar luego de perder en la primera ocasión. Dijo el Presidente que “calentaría la plaza” bueno qué tal si lo hiciera. Por lo pronto Barbosa ya dividió al partido, exhibió parcelas de interés y peor aún, necesitará el empujón del Ejecutivo para aspirar al triunfo. Por lo pronto, y con razón, el senador Alejandro Armenta impugnará ante la Comisión de honor y justicia de Morena la decisión de la Cándida diga debido a que los criterios empleados no fueron, ojo, como habían acordado. Las encuestas señalan a Armenta como el más competitivo y aún así fue desechada su opción. Así, acusa ha parcialidad, poca transparencia y nula certeza. El favoritismo de Yeidckol es más que público y evidente e incluso, bajo el fino lenguaje de la lider, se percibe intimidación a correligionarios que rechazan a Barbosa. Que triste es saber que un partido como Morena, ejemplo de cambio para muchos confiados, esté actuando con las peores mañas y trampas de la politiquería barata. Parece aprendieron mucho de lo que ocurrió con “Juanito” (Rafael Acosta) en Iztapalapa. Pero para algunos eso es establecer cambios electorales que sólo favorecen a los perdedores o qué no nos acordamos del plantón en Reforma o los barrenderos de Tabasco (cSo que por cierto atendió Esteban Moctezuma como priista opositor y en la regencia Manuel Camacho Solis acompañado por Marcelo Ebrard. Puebla se puede convertir es el primer tropezón serio para la Cuarta Transformación porque si pierde Barbosa, Morena se quiebra, pero si gana Barbosa, Puebla y el país son los perdedores.