Leí con atención la carta/réplica que envió Juan Ramón de la Fuente al
periódico Reforma en relación a la desaparición del Seguro Popular y la postura de varios personajes del sector salud, incluyendo a Don Guillermo Soberón y a Don José Narró, ex rectores, también, de la UNAM. Ellos aseguran que el sector salud debe ser administrado con evidencia y no bajo rentabilidad política. El reto, dicen, es contar con un sistema nacional de salud público con cobertura amplia y de calidad. El Seguro Popular, admiten, tiene la obligación de pagar tratamientos de diversos tipos de càncer. Y dentro del aval público se encontraba Julio Frenk y Salomón Chertorivski. En Contraparte, De La Fuente señala en su punto cuatro: “la corrupción que propició el Seguro Popular, por su errática , ejecución, es inadmisible. Lo saben ellos mismos, la comunidad médica y la opinión pública”. De esto último, de la opinión pública, no estoy tan seguro dado que conozco a muchas personas de reducidas posibilidades económicas que me aseguraron votarían por amlo sólo y únicamente para mantener vigente al Seguro Popular. Ahora bien, se había corrupción, desde el propio Juan Ramón tendrían que haberla denunciado penalmente por la responsabilidad de los cargos que han asumido. No basta aparecer éticos dando discursos o declaraciones si la vida de un ser humano està en riesgo. En el último punto de la misiva, De La Fuente escribe : “Mi lealtad y amistad con Andrés Manuel López Obrador, no son nuevas y mucho me honran”. Debo creerle, pero me llama la atención està aseveración cuando sabemos (incluso en conversaciones con el exrector) que amlo ni ha guardado amistad ni lealtad para con el universitario y es obligado recordar cómo y sin previo aviso (esto me lo confirmo Juan Ramón) amlo lo destapó en un noticiario nocturno como su futuro secretario de gobernación sin siquiera habérselo consultado y haciendo a un lado a otro personaje al que ya le había prometido el cargo, ni más ni menos que a Marcelo Ebrard ( con quien también existe, digamos, esa extraña amistad). De la Fuente fue advertido por su titular de prensa en la UNAM, Nestor Martinez, dado que al otro día tendrían evento público y se vería presionado a enfrentar a los medios de comunicación. Incluso, en la casa que perteneció a sus padres, en el Pedregal, en entrevista para canal 34 de TV, el exrector me confió que como candidatos no había sido amlo quien más lo visitó en Rectoría, sino Felipe Calderón, pero que el tabasqueño manejaba mejor la información pública en los medios. No cabe duda que De La fuente es un personaje íntegro de estampa limpia y honesta, pero dista mucho del prestigio de otros integrantes del gabinete, incluyendo a su líder de sector. Si de favores políticos se trata, la comunidad universitaria si se enteró de los acuerdos entre De La Fuente y López Obrador, para que este último no interviniera en las negociaciones para romper una huelga larga y muy nociva para la Casa de Estudios, y favoreciera a través de la izquierda contestataria movimientos inconvenientes entre la población estudiantil, y de esto si sabe y se acuerda muy bien José Narro. El punto central es que hasta para auxiliar a los más necesitados y enfermos, los intelectuales, doctos y gobernantes presenten tan encontradas diferencias. Debo concluir con lo siguiente: a horas de la elección presidencial, varios incondicionales de amlo, repito, de una clase social reducida en todos aspectos, me dijeron, “amlo nos va a traicionar, nos va a quitar el Seguro Popular”