No hay vuelta atrás, en menos de 20 años la sociedad, sus formas y
costumbres han variado sustantivamente. Lo que antes se escondía hoy es normal; lo que antes se fumaba, hoy es menor; las modas rompen protocolos; antes sólo los piratas se perforaban la piel y los reos se tatuaban; antes los homosexuales y lesbianas se escondían, hoy desfilan; antes había códigos y normas que respetar en las transmisiones de los medios de comunicación, hoy las majaderías y el “wuey” son sinónimo de estatus y glamour; antes los jóvenes salían de casa para formar familias, hoy se van para romper familias; antes los catedráticos universitarios vestían de corbata y traje, hoy son “compañeros”; antes se tenían derechos humanos, hoy hay humanos sin derechos; antes se respetaba al ejército y sus soldados, hoy los golpean y arrastran; antes el Presidente nos representaba a todos, hoy solo a sus simpatizantes; antes había sobrecargos guapas y elegantes; hoy son vendedores de “duty free”. Pero a qué viene todo esto?. Hay quienes piensan que ser vanguardista es aplicar políticas incluyentes. Los ancianos son bienvenidos como “cerillitos” en los supermercados; los desempleados son ahora maestros; los discapacitados ganan espacios y dignidad y son triunfadores ejemplares en competencias deportivas internacionales. Y a todo esto nos vamos ajustando, pero me acabo de enterar que Uber está cambiando sus políticas cotidianas. Hoy los choferes y los usuarios corren mayor riesgo porque el servicio puede ser pagado en efectivo pero además, se han comprometido a reclutar y contratar a personas que presentan antecedentes penales y que incluso han estado en prisión. Meses atrás los aspirantes tenían que presentar una carta limpia en su comportamiento social pero desde hace unos días usted puede ir en el vehículo de un sujeto reincidente que ha purgado una sentencia por cometer delitos. No sé, en estos tiempos modernos, y violentos, si está disposición sea la más útil y necesaria en el ánimo de readaptar a quienes cometieron errores en su vida, pero por un lado Uber tendría que explicar estas disposiciones y por el otro, nosotros decidir ahora con quién viajamos.