Justo al cumplimiento de siete días el gobierno de la 4aT recibe una segunda
llamada de la sociedad y la sociedad recibe una segunda frivolidad de respuesta. Hace una semana el músculo de las mujeres se hizo sentir. Primero saturaron calles, plazas y avenidas para luego desaparecer al día siguiente. Qué dijo el gobierno “disfraz de conservadores, escandalosas, neoliberales”. A la semana, justamente, la comunidad empieza a reaccionar ante la irresponsabilidad de la autoridad sobre la ya calificada pandemia del coronavirus. El mundo está parcialmente paralizado, la economía suspendida, los eventos públicos cancelados, países completos aislados y aquí la respuesta del presidente es “no hay que exagerar, tenemos que darnos abrazos” y más tarde la divulgación de imágenes grotescas dónde López Obrador no besa (saltándose todos los protocolos y sugerencias en materia de sanidad internacional) sino que succiona literalmente la mejilla de una pequeña. Y mire que está infección mundial se expande cuando tenemos en Mexico un sector salud colapsado, que cancela (como otros proyectos) el Seguro Popular, sin tener alternativas, políticas públicas y funcionarios competentes. El coronavirus como está visto no es un juego, sus mutaciones han sorprendido a los investigadores médicos más reconocidos y la multiplicación de enfermos ha superado los pronósticos de gobiernos. Países, sorpréndase, como Guatemala, han aplicado severos controles sanitarios en sus aeropuertos. Aquí en Mexico no hay una sola prueba que se aplique a pasajero alguno sin importar si es doméstico o internacional o el origen o el destino. La frontera sur continúa siendo una coladera para las caravanas migrantes y la Organización Mundial de la Salud corrigiendo a nuestros gobernantes quienes señalan que los síntomas son como los del catarro. En estos días son (somos) la sociedad, las ONG, la UNAM y la incitativa privada quienes hemos estado alerta, hemos reaccionado y nos hemos informado lo más posible sobre esta pandemia. Hay que señalarlo, a través de las redes sociales nos hemos conectado con el mundo porque la “mañanera” ha servido para dos pepinos y un cacahuate. Ya ve, sin los cuidados más estrictos el presidente ordena el desembarco de un crucero por razones de derechos humanos y no de protección a los mexicanos en tanto en el mundo las líneas navieras han cancelado sus travesías. Estados Unidos suspende sus visas a todo aquel que proceda de Europa y aquí los contagios los han traído mexicanos que visitaron España. En fin. Una semana, siete días han sido suficientes para que, insisto, el gobierno cada vez se exhiba más inoperante, chiquito ante las emergencias nacionales, como la seguridad nacional la migración, el huachicoleo, abasto de medicamentos, protección a los sistemas de cómputo de Economía y Pemex, bloqueos en vías férreas, ineficiencias de gobernadores como el poblano, los aranceles, la violencia, la guardia nacional, hasta accidentes en el Metro y ahora la pandemia. Y cuidado, aquí no estoy hablando ni de encuestas ni de preferencias ni de percepciones, la semana pasada las mujeres pidieron un freno absoluto a su humillación, violación y muerte y estos dias la alerta civil está ante una enfermedad que ha promovida la muerte de miles y el aislamiento de millones.