En su tiempo fue muy socorrido y famoso criticar a todo aquel que se atrevía a llegar por los
rumbos de San Jerónimo a la casa del expresidente Luis Echeverria Alvarez. Se decía fue por “el beso de diablo” y así quedaba el personaje, como un señalado por la mala fama y la peor suerte. Ahora pasa algo similiar. Cuando la soga aprieta el pescuezo es el presidente el que sale a proteger, bendecir y exculpar a sus más cercanos. Dos claros ejemplos. Primero, Sheinbaum que recibió un “Claudia no estas sola” cuando aparentemente el mundo se le venía encima por el grave y persistente índice de violencia en la CDMX y que al parecer la tolerancia con bandas delictivas llega más allá de una descarada complacencia, para recordar, sabe usted algo de esos tres reos, cercanos a el Chapo, quienes aseguran manejaban las finanzas del capo y que se fugaron del penal?, nos han informado del móvil y responsables intelectuales de la balacera en el centro comercial Artz? Se ha detenido a esos “anarcos” que han la lanzan bombas molotov lo mismo a rectoría en la UNAM que a Palacio Nacional? Dónde està esa mujer que arrojó fuego a seres humanos en pleno zócalo? Pero volviendo al evento donde la Jefa de Gobierno recibió el espaldarazo del Ejecutivo fue a recientes horas del secuestro y asesinato del joven Norberto Ronquillo que arrancó a Sheinbaum la expresión de que intentaban crear mala imagen a su gobierno. Ahora el “no estás solo” el presidente se la cantó en la mañanera a Hugo López-Gatell ante la serie de incongruencias, disposiciones y contradicciones en el manejo de la crisis sanitaria. Un funcionario que está siendo desacreditado todos los días porque el primero que se rebela a cumplir con los protocolos es el mismo Lopez Obrador invitando a la ciudadanía a salir a las calles, no respetando la sana distancia, abordando aviones, besando a niños, comiendo con familiares de narcotraficantes y rehusándose a las pruebas de temperatura o uso de tapabocas. Sumado a estos el propio subsecretario de salud se permite llevar a su hijo a las mañaneras sin siquiera cumplir con los mínimos requisitos de protección. Pero el tropiezo es mayor cuando Lopez-Gatell se ha convertido en vocero del gobierno, en el momento en que sus bromas no caen bien como deseando que el presidente se contagie de coronavirus o lo que es peor, que lejos de cumplir con su tarea médica este jugando a la política que lo orilla a pronunciar que la mejor protección contra la pandemia de amlo es su barrera moral. Se ve muy simpático el burócrata cuando su pedagogía a la nación es fingir estornudar y estornudar para enseñarnos una de las muestras de la proximidad de la enfermedad. Hoy se duda frontalmente de las cifras del sector salud porque la realidad muestra otra fotografía. No estamos “domando” a la pandemia, ni “achatando” la curva y las cifras diarias del reporte nocturno distan mucho de los datos reales que se desprenden de diferentes entidades federativas. Cuidado porque manipular intencionalmente las estadísticas, ocultar información como el contagio de la Secretaria de la Función Pública, no aclarar si Olga Sánchez Cordero està o no enferma o simplemente tratar de minimizar el caos en hospitales y el número auténtico de fallecimientos llegaría a tocar las puertas hasta de un delito. Hoy nos gustaría saber si estaríamos hablando de tantos muertos si la acción gubernamental hubiese sido por lo menos dos meses antes. Por lo pronto para estos dos funcionarios Sheinbaum y Lopez-Gatell el número de personas que desconfían de sus trabajo se multiplica y los dos, ojo, han recibido el beso del diablo, no, no, perdón, el “no estas solo” presidencial. Lo malo, es que tanto el presidente, como Sheinbaum y Lopez-Gatell se han convertido en el platillo más apetitoso en los programas de cómicos y comediantes fuera de Mexico ( a menos que todos sean conservadores, fifis y neoliberales) y eso la verdad no nos agrada.