Ahora que el planeta ha tenido un merecido descanso por la pandemia del coronavirus y
hemos visto cómo cientos de especies animales regresan a territorios y mares antes invadidos por el ruido y los seres humanos, la UNAM nos participa se una muy buena noticia, el hoyo en la capa de ozono se cerró hace unos días en el Ártico, esa enorme masa de hielo que flota sobre el mar en el Polo Norte. Graciela Raga quién es investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM explicó que ese agujero es distinto al que está sobre la Antártida, en el Polo Sur, cuyo cierre continúa desde que en la década de los noventas se suspendió el uso de los clorofluorocarbonos (compuestos químicos en aerosol que destruyen esa capa que nos protege de la radiación ultravioleta).Durante el invierno en ambos hemisferios (norte y sur) se forma un vórtice con vientos muy intensos, que circulan alrededor de cada Polo, ayudando a que agujero se cierre durante la primavera por factores dinámicos en la atmósfera.En el invierno, sin luz solar, las temperaturas llegan a 70 u 80 grados bajo cero. Cuando llega la primavera se produce la destrucción acelerada del ozono del aire que ha quedado encerrado por el vórtice polar. A consideración de los científicos en diferentes países, este importantísimo avance es el que hasta ahora constituye el único con éxito de las políticas ambientales internacionales. Con la recomposición de la dinámica social luego de la pandemia, se espera que el propio planeta ejerza mecanismos naturales que promuevan una mejor relación de los humanos con la flora y fauna. Además, se separa que al irse apartando el hombre de proyectos de generación de energía a base de fósiles y carbón, las nuevas tecnologías permitan reducir sustancialmente los contaminantes y de igual forma disminuir, aunque a largo plazo el calentamiento del mundo pero lo mejor de todo es que ya empezamos ahora hay que sostener los planes de recuperación y protección ambiental.