LUIS DONALDO

Lo conocí apenas cuando tenía ocho años. Serio, informado, combativo, bien peinadito, seguro de sí mismo.

 Era el primogénito del candidato presidencial. Fue en diciembre de 1993. Participaba junto con otros niños casi al final de mi noticiario radiofónico para invitar al auditorio a escuchar la emisión que ellos conducían sobre el cuidado al medio ambiente. Sólo me informaron el nombre de pila de los jovencitos participantes y portaban una calcomanía sobre su pecho identificándolos. Pocos meses después me enteré que este agudo niño era Luis Donaldo Colosio Riojas. Ya había pasado la tragedia de marzo del 94. Usando lo supe. El país, la historia, todo cambio, se convulsionó. Todavía nos cimbrada aquel durísimo discurso de Luis Donaldo Colosio Murrieta en el Monumento a la Revolución (6 de marzo del 94) donde expresó que percibía a un México con sed de justicia. A toda la clase política le costaba trabajo entender el trasfondo del mensaje, por su fuerza, por su vigor y bien estructurada oratoria. Algunos consideraron fue la fractura con el sistema y/o con la presidencia. Pasaron los años y me encontré con Luis Donaldo Colosio Riojas, joven padre de familia, emprendedor, bien preparado académicamente escalando con cautela pasos en la política. Diputado local en Nuevo León y hoy candidato a la alcaldía de Monterrey. Vi una entrevista en donde argumentaba sus decisiones y presentaba una madurez para enfrentar presiones, tiempos, calendarios y responsabilidades. Después vi una videograbación en donde plantado junto a un ceremonial en memoria de su padre en Lomas Taurinas " lugar en donde cambió mi vida por completo", ejercitaba una introspección, planeaba un futuro, marcaba direction, planteaba escenarios y reclamaba mejores derroteros para la nación. Era el mismo tono de aquel jovencito de ocho años, muy echado para adelante. " Ésta ha sido una experiencia sumamente fuerte para mí, sin embargo no puede existir una transición hacia la paz sin un auténtico ejercicio de reconciliación" señaló el joven Colosio. Nació en 1985, allá en Magadalena de Kino en Sonora, la tierra de su padre, Diana Laura, su mamá era originaria de Coahuila. Su estructura mental, vinculada a su entrañable cariño a México (herencia que obtuvo de sus padres) lo han forjado a contracorriente. Lleva el enorme peso de ser homónimo de su padre pero también carga en todo momento ese sacrificio que guarda la historia nacional. Hoy quiere brillar con luz propia, necesita consolidar su figura y observo que sabe hacia dónde va y lo hace con exactitud. Hoy más que nunca los mexicanos estamos vigilantes de figuras de su talla porque queremos y merecemos cambiar pero con líderes comprometidos y honestos. Luis Donaldo hijo recibió el impacto de un par de eventos que a él le arrebataron a sus padres (un crimen y una enfermedad, cáncer de páncreas, de Diana Laura). Pero si su padre hablaba de la cultura del esfuerzo, el hijo puede aportar el inciso de la superación en todos sentidos. Ese personaje que conocí de niño no ha variado, es escrupulosamente pulcro, gana respeto porque da respeto y se ha introducido en las políticas públicas con profundos estudios. Sabe del valor de la patria pero de la cobardía de sus políticos. El pasado 10 de febrero, su padre de vivir cumpliría 71 años de edad. Luis Donaldo hijo tiene 35, dos hijos y en la memoria histórica el reto de emprender una carrera política interesante, brillante pero lo fundamental, con siempre logros en favor de México.
*Conductor del programa Va En Serio MexiquenseTV canal 34.2