Amlo juega a redentor. Desde su tribuna ahora calificará de manera subjetiva y aleatoria a los que considera mienten en materia de información. Para empezar diría que se auto califica como mentiroso y se mide junto a otros de igual dimensión, sólo que establecerá
quién es más ruin. Mentir y provocar es su constante, basta la serie de contradicciones que comete en cada ejercicio de gobierno. La más palpable es la preguntas formular en su consulta del primero de agosto en donde miente al asegurar se enjuiciará a los expresidentes. El cuestionamiento dicta “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”. Pregunto, ¿qué ésta no es su obligación contestacional? Que no debería denunciar penalmente a aquel que cometa ilícitos de la magnitud que él supone? Qué autoridad la da la capacidad de elegir a las masas como ministerio público?. Todo este ejercicio es una mentira porque ya anuló en la pregunta los nombres de los exmandatarios porque intenta procesar a los otros no a los suyos. Por qué él mismo no está dispuesto a aparecer en la boleta para ser evaluado. Amlo juega al impacto mediático de la moral que dice lo distingue. Llega a tres años de haber obtenido el triunfo electoral con una muy marcada intolerancia. Intenta desprestigiar a los que no piensan y actúan como él. En el país debe prevalecer una sola voluntad no el abanico plural de ideas y reflexiones. Intenta usar el tiempo de la nación para acusar. Protestó un juramento moral y legal de gobernar para todos y con todos está peleado, a todos arrincona, a todos descalifica. No está atendiendo los problemas sustantivos del país, los evade. Juega a la mentira que “su” aeropuerto es el más importante del mundo. Engaña señalando que canceló el de Texcoco por corrupción y no ha probado nada ni aprehendido a nadie. Golpea a los expresidentes y protege a su hermano Pío en un acto reprobable que el mandatario señala como “aportación” de dinero: otra mentira. Dijo y se comprometió a que bajarían las gasolinas, hoy dice ante las evidencias que nunca así lo propuso: otra mentira. Lleva años proponiendo “primero los pobres” y en sus gestiones como Jefe de gobierno y presidente se han multiplicado exponencialmente. Habló de crear empleos como en ninguna otra administración pública, ha fracaso y quedado como apostador de la mentira. Pero está colaboración no intenta ni por mucho establecer ese barato discurso de quién miente más, simplemente expongo realidades con argumentos y pruebas. Y seguro amlo a esto le llamará provocación, ¡qué diga lo que quiera!. Mintió asegurando no hay desabasto de medicamentos para niños con cáncer, hoy dice que es difícil conseguirlos: otra mentira. Hoy hay una fragilidad social por su interés cotidiano a la confrontación. Miente cuando asegura que no tiene pactos con el gobierno de Cuba y Venezuela y que estamos lejos del Foro de São Paulo. Ha mentido con la rifa no rifa, venta no venta del avión presidencial. Miente y protege a sus colaboradores cercanos en el caso del desplome del Metro, es más, aseguró que se rehabilitará la Línea 12 sin que le cueste al pueblo (?!), qué, pregunto, ¿no es suficiente la muerte de 26 usuarios y el costo en nómina que nos provoca mantener a ineptos en su equipo de gobierno? ¿Dónde están los responsables y las sanciones? Por qué removió sin levantar indagatorias a Serranía? Resolver el crimen cometido en el Metro no es hacerlos un favor. Por qué defiende y oculta las irregularidades patrimoniales de Ackerman y su esposa? Por qué no nos informa la razón de la destitución de Irma Eréndira y la insistente defensa a Félix Salgado? Por qué asegura que los criminales se portaron bien en el ejercicio electoral cuando se le intenta demostrar con pruebas lo contrario, entonces qué esconde? ¿Se ha dado cuenta, amigo lector, que el presidente es capaz de nombrar una y otra vez a los expresidentes y no menciona a ningún capo del narcotráfico?. Designa a una titubeante mujer para calificar todos los días los contenidos de los medios y las reflexiones de los periodistas sin siquiera evaluar los disparates de Lopez Gatell señalando a niños enfermos como golpistas internacionales? Otro circo, otra burda es escenografía de un personaje lleno de rencores y dispuesto a perjudicar públicamente a sus opositores justo así, con mentiras.
*Conductor del programa VaEnSerio MexiquenseTV canal 34.2