Cierto que una mujer tramposa ha puesto en duda el prestigio y solidez de por lo menos tres instituciones: la SEP, la UNAM,
la SCJN. Ella, a pesar de las contundentes evidencias, pruebas y dictámenes, está impunemente impuesta y protegida por el gobierno. A falta de tamaños para aplicar el Estado de Derecho, ha minimizado la confianza en los ministros de la Corte, responsables desde la máxima instancia jurídica del país de custodiar, respaldar, operar y proteger las líneas legales que nos dan consistencia como nación. Así de ese tamaño. A la SEP con sus dos ultimas titulares no se le puede exigir mucho, vamos ni sumar saben. Y en lo que respecta a la UNAM, varios, muchos, pretenden colocar al rector Graue en un amplio paredón para fusilarlo. Lo califican como débil y suman a la UNAM, toda, como una institución tan o más flaca que la Corte. El mensaje del rector Graue fue directo, contundente y con una enorme clase, carente en todas las esferas del gobierno que aplauden y corean los insultos y descalificaciones de Palacio Nacional. El líder de los universitarios tiene razón, ni violará la normatividad ni corresponderá a aquellos que desde afuera intentan presionar a la Casa de Estudios. Nosotros como sociedad estamos hartos de tanta corrupción y exigimos honestidad en las autoridades. Demandamos que el Ejecutivo respete a la Constitución y no se burle de aquello con que “la ley es la ley”. Nos molesta que si no encuentra una fórmula legal y constitucional imponga mayoría legislativa para sus caprichos y que exponga a millones de familias a la pobreza o enfermedades pero que de prioridad a su trenecito turístico. Pues si eso preténdenos que se acabe y que a personajes como Pio Lopez se le sancione, como a otros más, por ilícitos no podemos ni siquiera pensar y menos condiciónar al rector a qué se hunda en el fango de las arbitrariedades e irregularidades. Si algo hay que modificar al interior de la Máxima Casa de Estudios de la Nación que se haga y de inmediato pero respetando a sus diferentes académicos preparados para, en diferentes instancias, ejercer de mejor manera el honor y la justicia. La UNAM no es ministerio público ni gendarmería. Tiene, mantiene y defiende sus líneas de autonomía, sus fuerza académica y de investigación y cumple con la misión de preparar a generaciones completas para servir al país. La UNAM no es cómplice ni lo será de tramposos, corruptos, malnacidos y quiénes viven de la estafa. El descrédito se lo lleva el usurpador, delincuente o plagiarlo no la comunidad en general. La disciplina tendría que venir en primer orden en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que tolera un ejercicio de plagio, engaño y hasta burla. No hay que pedirle a un delincuente que actúe con nobleza y ética, no les alcanza para eso. Pero si deben actuar con rectitud y corresponder a su categoría quienes sabiendo de un plagio de esa magnitud para aplicar la ley y demandar inhabilitación y sanciones. El lenguaje, la articulación de ideas y argumentaciones y la clase, incluso valor, mostrada por Enrique Graue por el momento no se ha apreciado en ningún ministro. Al gobierno, a este gobierno le gana la ambición por descalificar e insultar a los demás.
CARLOS RAMOS PADILLA
@cramospadilla
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.