La ministra Yasmín Esquivel Mossa inició una agresiva y sorpresiva estrategia jurídica para tratar de evitar un fallo en su
contra por parte de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico, por el proceso interno que abrió el Comité Universitario de Ética para determinar si la entonces estudiante plagió su tesis de licenciatura. Este asunto ya llegó al extremo de lo absurdo. Ahora parece que la Casa de Estudios es la infractora y la tramposa la víctima. De no haber algo irregular no se estarían tomando estas acciones. La ministra está usando todo el poder que le otorga el cargo dentro de la Corte para censurar a la UNAM. Ella recurrió a un amparo para invalidar el proceso de deliberación iniciado por los miembros del Comité de Érica y silenciar a la UNAM y a sus autoridades para que no se emita comentario, información o resultado alguno del análisis concluyente con los testimonios de los dos alumnos involucrados, que está elaborando el Comité que depende del Consejo General Universitario. En un comunicado la UNAM sentencia: “1.- Esta casa de estudios es respetuosa de la ley y acatará lo estipulado en el acuerdo de suspensión provisional referido, en el sentido de no divulgar información relativa al caso y hará uso de los recursos jurídicos a que tiene derecho.
2.- La Universidad es un espacio de libertades, donde la pluralidad de las ideas se expresa y confronta sin restricciones ni cortapisas. En la Universidad no se acallan las voces; por el contrario, es donde se alienta el debate y se cultiva el pensamiento crítico. La censura siempre será contraria a la esencia de la Universidad.
3.- Por eso, la UNAM lamenta y no puede estar de acuerdo con el mandato judicial que busca silenciarla, coartando su libertad y el derecho a la información de los universitarios y de la sociedad”. Pero aún resulta extraño que una ministra de la Corte solicite la protección de la justicia federal en contra de su Alma Mater. Obligar tramposamente a la UNAM para que cancele sus indagatorias representa una decisión excesiva y desproporcionada. Cómo es su esencia la UNAM corresponde con altura y clase a las demandas de su comunidad respetando leyes y reglamentos, pero eso no significa que quede a merced de supuestos delincuentes. Dando ejemplo, la UNAM ha respondido por las vías legales. Amordazar o evitar el ejercicio pleno y libre de la expresión es por naturaleza contrarío a la moral y escrúpulos de un universitario. El director de la Facultad de Derecho, Raul Contreras Bustamante ha sido muy limpio y certero en establecer las plataformas esenciales para que no se desprestigie a la UNAM ni se pierda la fortaleza y credibilidad en la Institución. Ahí en la propia Facultad de Derecho se encuentra el semillero más lúcido de los abogados de la nación. Raúl Contreras ha consolidado una serie de convivios y diálogos entre los más destacados constitucionalistas con el objeto de fortalecer el liderazgo de la Máxima Casa de Estudios. Los ataques a la UNAM van creciendo desde presionar al rector Graue para que caiga en la fácil trampa de vulnerar legalmente a la Casa de Estudios hasta los arrebatos reprobables de quienes, luego de haber sido formados académicamente, traicionen lo más básico de un ser humano: su dignidad.
CARLOS RAMOS PADILLA
@cramospadilla
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio