Se llegó la fecha y el momento, domingo cerca de mediodía, la convocatoria ciudadana en días emblemáticos.
Puntos de la CDMX, el Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución, recuerdos de dos gestas armadas, históricas, que ambas prometieron transformaciones contundentes para el país. La sociedad, está este 3 de septiembre, mostró en varios puntos del país el convencimiento de que Xóchitl Gálvez es la mejor opción para dirigir al país y formar un gobierno de coalición. Sus discursos han sido inteligentes, conmovedores, emotivos. “Mi color es México” pronunció la aspirante haciendo notar que a quienes escuchan que el asunto no es de izquierdas o de derechas, sino de unidad y equilibrio. Se trata de retomar los ideales colectivos que ya se abandonaron. Las políticas públicas deben de tener resultados tangibles no con discursos huecos, deformados, insultantes. Debe haber capacidad de gestión, convivencia, gestión, pero sobre todo satisfactores... Los partidos, iré más lejos, los gobiernos han quedado incapacitados para cumplir hasta con sus propios proyectos, promesas y compromisos. El mismo presidente ha reconocido que a los pobres se las usa como estrategia política y eso es criminal. Para entendernos en el universo necesitamos educación, ciencia, historia, tecnología y mucho sentido común. El fanatismo, el dogmatismo hacen perder el camino y entonces los valores se comercializan, se reducen a mentiras para justificar y sobrevivir. Xóchitl ha dejado en claro que los mexicanos reconocemos que podemos superarnos si reconocemos entre nosotros el esfuerzo conjunto, el tendernos auxilio y apoyar al desvalido cuando tu posición es superior y has tenido mejores oportunidades. Radicalizar y dividir son el principio de un veneno que lleva irremediablemente a la derrota y al pleito. Xóchitl debe comprender que efectivamente llegó por un accidente no planeado, pero como rebote a una actitud presidencial llena de soberbia y de amargura. El fenómeno Xóchitl no fue baja la catapulta de reconocer sus méritos, sino de tratar de exhibirla y humillarla. Ahora quieren quietarle sus derechos, desaforarla. Por ello Xóchitl debe acudirse dé ideas ramplonas el pobre es pobre porque el rico tiene éxito, sino al abuso de poder de un político incumplido y demagogo. Hay que estar listos para capacitarnos, competir, triunfar, extender esos principios en la familia y está en la sociedad. los gobernantes actuales sobreviven por usar el sacrificio de las más vulnerables que son el hambre, el desempleo, la desesperanza y grave cuando a esto se le nutre de odio y rompimiento de un resentimiento generacional que solamente lo atienden entregando despensas y dádivas. Xóchitl dijo que hablará siempre con la verdad, un compromiso muy fuerte, y que habrá de gobernar para todos, que sería su primera obligación. Aseguró que eta por “un bien superior: defender la República y sus instituciones”. Y subrayó “llegó el momento de hablar menos, escuchar y hacer más”. Y se ganó la simpatía cuando se auto calificó como política daltónica para insistir que solamente ve el color de México. Por lo pronto en menos de una semana hemos escuchado los pronunciamientos con clase, con categoría, con sobrada educación política, los de Beatriz Paredes y de Xóchitl Gálvez. Y esto apenas comienza.
CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio