En una acción abrupta y de cierre de sexenio AMLO lanza un paquete de reformas constitucionales. Todo
pareciera indicar que inicia su administración y desea reformular la infraestructura del país o será que esto se trata de lo que alguna vez llamó su “testamento político”.?. Incongruente que recurra a estos extremos cuando decide no presentarse al acto conmemorativo del aniversario de la Constitución quizá porque recibiría una firme respuesta a manera de cátedra de abogados ilustrados en la materia. El golpeteo sobre organismos autónomos es insistente de tal forma que intenta evadir información comprometedora como la reciente y acalorada mención de los privilegios de Epigmenio Ibarra o que se lleven a desnudar lo falso que corresponden “sus otros datos” ante los registros auténticos de diversas organizaciones. Todo lo que ocurra políticamente en estos meses difícilmente está ajeno al proceso electoral y a AMLO le preocupa que Xóchitl Gálvez tiene el 72% de percepción positiva en el análisis socio digital con un alcance potencial de 69 millones 797 mil 280 incluso a superado en público a las arengas tempraneras del presidente. Por cierto, a final del sexenio finalmente comprendió la fuerza presidencial en un mensaje a la nación lejos de su tribuna mañanera. “La democracia no es canjeable por justicia social, y los contrapesos no entorpecen, facilitan porque limitan, porque iluminan, porque dan voz a las idea de otros” señaló el Gobernador de Querétaro Mauricio Kuri González. Pero los planteamientos magistrales se los debemos al jurista y ministro Alberto Pérez Dayan al sentenciar que “Es precisamente la Constitución federal, esta que ahora conmemoramos, la que dio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las facultades suficientes para invalidar cualquier acto que no la respete, independientemente de la fuente de la que provenga, electa o no electa, sin distinción alguna”. Y es que nuevamente las propuestas presidenciales llevan el sello inequívoco de favorecer a su movimiento y no necesariamente al país. Por ejemplo, AMLO se ha atrevido a comparar a Lenia Batres con la ministra Norma Piña en un ejercicio inadecuado e innecesario para la Suprema Corte. La exhibición nocturna que hizo de sus 20 iniciativas constitucionales mostró, una vez más, que los impulsos de enfrentamiento están dirigidos a no respetar los códigos legales y sus decisiones están amparadas por una urgencia de perpetuarse en el poder aún sin vivir en Palacio Nacional. Resulta que un activista/político que de siempre ha cuestionado y violentado a la ley, quiere despedirse del cargo exigiendo modificaciones a la Constitución, ¿para qué?, para seguir en el poder detrás del trono.
Carlos Ramos Padilla
Conductor del programa VaEnSerio en radio y TV, Catedrático y Académico por la UNAM. Columnista en periódicos y revistas. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión.