Sin duda alguna los sismos político/sociales está cuarteando a Palacio Nacional. Al cierre de sexenio el propio
mandatario evalúa que la historia no le favorecerá.
Sus decisiones faraónicas, sus desplantes, sus improvisaciones, incultura y arrebatos lo están hundiendo. El país va mal y sus simplistas y pegajosas frases quedaron como un repertorio de malos chistes. “Lo que diga mi dedito”, “rayito de esperanza”, “feliz, feliz, feliz” y otras tantas bravatas como “cállate chachalaca” muestran a un activista sarcástico que deja atrás los valores reales de un Ejecutivo Federal para representar a un merolico sin proyecto.
Sus propuestas en las persistentes campañas electorales muestran sus fracasos. “Primero los pobres” y es a quien más daño ha hecho, los ha multiplicado y les ha arrebato derechos fundamentales a la salud, a la educación, a la nutrición y trabajo.
Se intenta presentar como un líder progresistas y ha sido el más conservador de los últimos tiempos incluso rendido ante un Ejército brutalmente beneficiado. Se dijo el hombre que combatiría a la corrupción y está rodeado de fuertes sospechas de malversaciones incluidos los argumentos de su cercanía con el crimen organizado.
Ayotzinapa y los huachicoleros serán dos clavos muy profundos en su incapacidad y contubernio. Sus obras faraónicas innecesarias lo arrojarán al descrédito permanente. Arruinó al aeropuerto de Texcoco acusando una corrupción que nunca probó para construir un hangar que dijo sería el más importante del mundo y el AIFA es un barril de pérdidas impresionante al igual que la aerolínea Mexicana.
Dos Bocas en contraoferta a las energías nuevas que utiliza el mundo y en una zona de alto impacto de huracanes.
El Tren Maya el ecocido más evidente amparado por un partido político, el Verde, que se sirven a sí mismo y no a la nación.
OTIS en Acapulco y el menosprecio por los afectados que considera promotores de “emboscada al para dañarle en su pulcra imagen.
Una conferencias tempraneras que nada aportan a la nación más que odio y desprecio por aquellos que no lo adulan.
Todo esto se pronosticaba desde su llegada a la jefatura de gobierno de la capital violando los requisitos de residencia y luego ante sus fracasos electorales autonombrandose “presidente legítimo”.
Secuestrar pozos petroleros o reventar a la ciudad con el bloqueo/plantón de Reforma son fotografías de su belicosidad.
Sabe amlo que está a punto de perderlo todo, es un riesgo que ante su soberbia no tenía calculado.
Está enojado, nervioso y ni jugar béisbol lo tranquiliza, por cierto un deporte que quizo imponer y que tampoco le salió, lo poncharon. Andará pues errante como su hermano Evo Morales y protegido por dictadores como el cubano o el venezolano.
Y Cuba “el paraíso para vivir” podría ser su próxima parada.