Se acabo Paris, desde mi punto de vista una amalgama entre la alta cultura y las más lamentables desviaciones
psicosociales intentando diseñar un futuro que no existe pero que si daña.
El reto es ahora para Los Ángeles que entre otras cosas mostró que su máximo representante es Tom Cruise. Pero en lo nuestro. A toda gesta mundial deportiva, primero es una esperanza infundada viendo los “récords” a vencer y más tarde los profundísimos análisis de por qué fracasamos, por qué la medianía y el casi “ya mérito” pero no llegamos. La cascada de triunfos y medallas de otros países los hacen todavía más grandes en su identidad.
Aquí, sin conocerlos, el presidente se anima a hacer una sola llamada telefónica para felicitar la hazaña de dos o tres haciendo a un lado que bajo su responsabilidad se dejó de apoyar al deporte nacional y se sostuvo a una funcionaria, Ana Gabriela Guevara, inoperante y bajo sospechas de un pésimo manejo de la CONADE (El 16 de febrero de 2020 se revelaron resultados de una auditoría al primer semestre del ejercicio del 2019 de la institución que arrojó irregularidades por 50.8 millones de pesos).
Los deportistas no muestran sus ansias de conquista pero la burocracia los acaba de hundir. De 2 mil 200 millones de pesos, Guevara solamente inyectó 29 millones de pesos para solventar a 109 atletas de 29 disciplinas. Allá en Paris los resultados hablan por sí mismos: 3 medallas de plata y 2 de cobre y ninguna de oro, en pocas palabras, México en el sitio 65 del medallero bajo de Jamaica o Ecuador o Filipinas, lo cual indica que la supremacía se puede obtener incluso sin elementales recursos.
Para echar un vistazo muy superficial vemos que Estados Unidos se lleva 122 medallas, luciendo a la gimnasta más importante de la historia y en contiendas pasadas al ser humano más extraordinario en la natación. China con 39 preseas de oro y un total de 90.
Guevara ha demostrado su abierta ineficiencia en dos olimpiadas y sus razones llegan a declaraciones inadmisibles y sarcásticos. “No competí yo, no puedo garantizar metales dentro del escenario deportivo”. “Por mí que vendan calzones o Avon”. “No vine a Paris de cazamedallas”…
AMLO políticamente se entretiene con la desaparición de órganos autónomos y desmoronando la estructura del Poder Judicial
mientras tolera la destrucción del deporte nacional. Incluso un fracaso más en su administración fue tratar de imponer al béisbol como deporte nacional.
La austeridad republicana no se ve en los lujos que rodean a Guevara que entonces sí deja en ridículo a un presidente que la sostiene, la defiende, la justifica y la protege.