Algunos gobernadores comienzan a quejarse de que los están dejando solos en la resolución de los problemas que tienen que ver con la delincuencia organizada. Y no es que ellos no puedan enfrentarla y confrontarla, pero la impreparación de las policías locales provocaría una verdadera carnicería si se topan con grupos de sicarios entrenados para martirizar, matar y descuartizar. Por si eso fuera poco, el armamento con el que cuentan es nimio comparado con el arsenal de que disponen los delincuentes, por lo que enfrentarse a ellos en esas condiciones es como ir al paredón a que los fusilen. Las cosas no están bien en materia de seguridad, y lo peor es que después de la reunión del viernes pasado, donde el presidente Enrique Peña Nieto les señaló prácticamente que tienen que rascarse con sus propias uñas, muchos están pensando en emprender la huida como lo hiciera en su momento Rodrigo Medina cuando pernoctaba del otro lado de la frontera.
Tamaulipas es un ejemplo de lo que puede pasar cuando no se recibe el apoyo de la Federacion de forma decidida y completa. Quienes verdaderamente mandan en la entidad son las bandas delincuenciales que hacen lo que les viene en gana en las ciudades y en las carreteras. Egidio Torre Cantú es un hombre que solamente observa desfilar a la delincuencia porque los policías no tienen mucho interés en que sus hijos queden huérfanos. Las fosas clandestinas se encuentran por doquier y nadie se mete en problemas buscando o sacando cadaveres porque saben que los propios delincuentes resguardan los sitios como si fueran santuarios de sus fechorías.
El gobernador de Michoacán, Salvador Jara, solicitó de manera formal al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, la intervención del Ejército mexicano y la Policía Federal para que coadyuven a la pacificación en las regiones de Tierra Caliente y Costa, y en la instauración del Estado de Derecho. Creo que el ciclo del señor Alfredo Castillo en Michoacán ha llegado a su fin, porque más que ayudar, está provocando severos problemas en la gobernabilidad y en la forma de aplicar, de acuerdo con su muy particular punto de vista, los recursos que le envían desde el gobierno federal. Para decirlo de otra forma, ya es un dolor de cabeza no tan solo para el gobernador, sino para las propias autodefensas a quienes pretende someter a sus designios sin conocer la gravedad del problema regional después de casi dos años de estar al frente del Estado.
No es fácil asumir la responsabilidad en cualquier estado para combatir a la criminalidad ya que tienen mejores armas y un poder económico superior al de los municipios. Por eso, quienes están ganando la guerra son los delincuentes, aunque en el centro no lo quieran aceptar. El camino que ha comenzado a recorrer el gobernador Jara seguramente será ejemplo para Egidio Torre y el inútil e invisible gobernador de Guerrero que lleva por apellido Ortega y que en mala hora fue nombrado por el Congreso Local. Los problemas se siguen acumulando, pero parece que en el gobierno federal solamente existe sordera. Al This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.