Los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación de Guerrero y Oaxaca se han convertido en un verdadero dolor de cabeza. Dicen que a grandes problemas grandes soluciones, pero en el caso que nos ocupa, nadie parece encontrar lo que se tiene que hacer para imponer la ley. Rubén Núñez Gines mantiene como rehén, desde hace
algunos años, al timorato gobernador de Oaxaca, quien no ata ni desata cuando de imponer la legalidad se trata. Hasta ahora solamente se ha contentado con observar la forma en que los maestros destrozan cualquier vestigio de gobernabilidad, y se gastan enormes cantidades de dinero que su gobierno les entrega sin exigir nada a cambio.
Por otra parte, la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero, integrada por cientos de maestros que han dado muestra fehaciente de su peligrosidad y de la experiencia que han adquirido en materia de desestabilización social, anunciaron desde hace algunas semanas que no permitirán que haya elecciones federales este año. Hasta donde sabemos, la autoridad legalmente constituida es el gobernador interino Rogelio Ortega, quien no atina a discernir cuál es el camino que debe seguir para alcanzar la pacificación del estado. Creo que el respetable señor Ortega debiera tener una pizca de decencia y largarse por donde llego porque hasta ahora solamente ha hecho puros ridículos.
Para que las cosas queden en claro, los miembros del crimen organizado que se dicen maestros ya dieron la muestra de lo que serán capaces. Por lo pronto, destrozaron las instalaciones del Instituto Nacional Electoral. La pregunta que todos se hacen es: ¿Ahora sí entrará el Gobierno Federal? Porque si se quiere realizar la elección de representantes federales, es su obligación resguardarla. Guerrero y Oaxaca no pueden seguir a merced de la delincuencia magisterial. Ya es tiempo de que la ley se haga valer si queremos seguir manteniendo a México vigente. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.