No se si sea un nuevo estilo de gobernar, o el pretexto ideal para decir qué se hace pero sin que se haga nada. En algunos lugares el "no hagan olas" forma parte del estilo de gobernar, y en muchas ocasiones no tan solo del estilo,
sino de una doctrina del no hacer hasta que las cosas pasen. Para decirlo de forma simplista, es mejor que los sucesos vayan provocando las reacciones que ser proactivos y equivocarse. Otros señalarían que es mejor gobernar a través de la exigencia antes que la planificación para la que nunca alcanza el dinero. En este país hay muchos sucesos que indican que las cosas no están bien. Hasta ahora uno de los problemas más graves ha sido el de la inseguridad y la poca capacidad que tienen las estructuras gubernativas para combatirla. Para decirlo de otro modo, y quizá con demasiada crudeza, el fracaso resulta evidente porque de cada cien delitos cometidos solamente se llegan a castigar dos de ellos. El término "palos de ciego" sigue sido la constante en las autoridades ministeriales.
El asesinato del periodista Rubén Manuel Espinoza Becerril y cuatro mujeres más, ha evidenciado que pese a todos los esfuerzos y el dinero gastado nuestros funcionarios son una caterva de mentecatos que no atinan a dar una, y mucho menos a explicarnos con razonamientos sólidos el porqué de tantas fallas y yerros en las investigaciones, la aplicación de las pruebas periciales, la revisión de las circunstancias en que ocurrieron los hechos, y las conclusiones de las primeras investigaciones. Ahora resulta que después de muchas y sesudas sesiones de análisis realizados en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, los especialistas al mando de Rodolfo Ríos han determinado que la averiguación previa seria abierta por robo. La razón es que fueron sustraídos varios artículos del departamento en la Colonia Narvarte donde ocurrieron los hechos.
Lo del homicidio de las cinco personas no fue el motivo principal de la apertura del expediente para la investigación, de ahí que pocos entiendan que diablos pasa en la dependencia. Quiero suponer que forma parte de una estrategia muy bien planeada para dar con los responsables, porque de no ser así, las sospechas de una posible impunidad en el homicidio seguirán latentes. Hasta ahora las investigaciones han presentado inconsistencias, y lo peor es que nos dimos cuenta que nuestras carísimas cámaras de video vigilancia no sirven en muchos lugares.
Lo inexplicable es el comportamiento de los responsables de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión de la Procuraduría General de la República, que se han negado a atraer el caso, y de las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México para solicitar la coadyuvancia. Eso habla de la poca importancia que merecemos los periodistas en cuanto a nuestra protección porque por desgracia los políticos nos siguen considerando como adversarios. Ojalá entendieran que cuando un periodista se calla, se calla también gran parte de esa sociedad para la que trabajamos y a la que informamos. Como siempre, el trabajo periodístico es el oficio mas riesgoso en este país, y poco parece importarles a las autoridades. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.