Ayotzinapa se ha convertido en el principal problema a resolver por parte del gobierno mexicano. Sin lugar a dudas este país está estacionado ahí desde hace poco más de un año, y no se vislumbra una posible solución en el corto
plazo. Y no es que el caso Ayotzinapa sea una cuestión grave de resolver, simplemente es que alguien muy poderoso decidió convertirlo en el problema número uno del sexenio, y por otra parte los operadores gubernamentales han dado la nota por su inexplicable ineficiencia. También es innegable que Ayotzinapa se ha convertido en la principal bandera de las oposiciones para denostar la actuación del Gobierno Federal.
Para el radicalismo existente en diversas corrientes políticas, sobre todo aquellas que durante años han construido una floreciente industria de la protesta, denostar al gobierno es una buena inversión de tiempo porque al final siempre terminan ganando y reciben innumerables prebendas con tal de que arríen sus banderas. Goebbels, el genio propagandístico de Adolfo Hitler, señaló alguna vez que "una mentira repetida mil veces se convierte en una irrefutable verdad", y quien acuñó la frase de "Fue el Estado" sabía muy bien lo que hacia porque el resultado esperado era que inclinaría las percepciones de los mexicanos a la causa de los normalistas. La "Verdad Histórica" fue un adjetivo desafortunado utilizado por el ex Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, para intentar explicar la forma en que ocurrieron los hechos la fatídica noche de la muerte de seis personas, tres de ellos estudiantes, y la desaparición de los 43 normalistas que a la fecha sigue siendo un misterio.
Aunque muchos no lo quieran aceptar por aquello del rendimiento político de la trillada frase de "Vivos se los llevaron, vivos los queremos", si de algo están seguros los servicios de inteligencia del Estado Mexicano es que no hay sobrevivientes. Y tampoco los tiene el Ejército como ha señalado de forma tendenciosa Vidulfo Rosales, que mas que defensor, durante muchos años ha sido un instigador de movimientos sociales contra el Estado Mexicano. Los peritajes que se instrumentaron a partir de las declaraciones de los presuntos responsables, y realizados por especialistas mexicanos, indican que en Cocula fueron incinerados diversos cuerpos y los restos tirados a un río. La Universidad de Insbruk certificó que uno de ellos corresponde a un estudiante. Pero eso no fue tomado en cuenta por los "especialistas" de la comisión Interamericana de Derechos Humanos a la hora de desmentir la versión oficial.
De confirmarse la versión de la existencia de un quinto camión, los padres de los estudiantes muertos sufrirán un atroz enfrentamiento con la verdad: sus hijos participaron en el robo de varios camiones, cosa habitual en ellos, el problema es que se robaron la unidad equivocada y eso les pudo haber costado la vida. Por cierto, quienes hemos leído el informe que consta de 563 cuartillas, no hemos encontrado conclusiones que permitan conocer la verdad, pues todo se basa en suposiciones. Para decirlo de otra forma: no aporta mucho para conocer esa "Verdad Histórica" que requerimos los mexicanos. Quizá quien pueda aportar algo sea Ángel Aguirre. Pero tampoco lo tocan los "especialistas". ¿Porque? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.