Los Derechos Humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, religión, origen nacional o étnico, color lengua o cualquiera otra condición.
Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Esta noción es una de las más importantes de nuestra realidad actual porque se refieren a los derechos que poseemos todos los seres humanos por igual, y que deben indiscutiblemente ser respetados independientemente del Origen, raza, religión o preferencias sexuales. Para decirlo de otra forma, son la forma más evolucionada que conoce el hombre para dejar en claro la igualdad y la hermandad entre todos los individuos. Los peritos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos determinaron que México vive una grave crisis en la materia, lo que para muchos es parte de una estrategia política para desgastar aún más al gobierno de Enrique Peña Nieto.
Desde luego que los razonamientos vertidos por los personajes que han venido a realizar los peritajes en torno al caso Ayotzinapa tienen sesgo político, y también que buscan beneficiar a las corrientes políticas de la izquierda mexicana. Eso no es nuevo, lo novedoso es el cinismo tan abierto con el que lo hacen, pues solamente falta que determinen que tienen autorización para seguir cometiendo delitos en aras de su presunta y clasista reivindicación. En México todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, pero hay grupos que parecen tener patente de corso para destruir.
El Gobierno Federal reafirmó su posición de que los sucesos de Iguala hace un año fue un evento extraordinario que no refleja lo que ocurre en el país, pero me parece que ha llegado la hora de reflexionar acerca de lo que hemos venido padeciendo con el crecimiento inusitado de la criminalidad y los hechos violentos que se han registrado en todas las latitudes. La Organización de las Naciones Unidas ha definido a los inherentes a los principios de la universalidad de los derechos humanos, que son ahora la piedra angular del derecho internacional.
La tutela del Estado Mexicano sobre los derechos humanos es irrenunciable e imprescriptible, y por tanto podemos señalar que en ese rubro presentamos una disfuncionalidad, porque hasta ahora no hemos sido capaces de evitar su violación desde las estructuras policiales en los tres ordenes de gobierno. Lo más grave es que esto ocurre también en los centros de readaptación, y que aún los procesados tienen derechos humanos. Ni que decir de los actos que realiza la criminalidad. México tiene que recomenzar ese proceso de profundización en el respeto a los derechos humanos, y para hacerlo debemos reconocer que no hemos sido capaces de mantenerlos vigentes. El dictamen de los peritos tiene sesgo político, pero también hay que aceptar que como nación hemos sido incapaces de garantizar la vigencia de esos derecho humanos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.