Los políticos de este país son muy peculiares. Resulta harto difícil realizar un diagnóstico de su comportamiento a partir del perfil y la personalidad cada cual porque son camaleonicos y cambien de piel tan fácilmente como de ideología, y en la mayor parte de las veces lo hacen por conveniencia propia. Y no es que sea una característica fundamental de esos hombres y mujeres que deciden los destinos colectivos de este país, porque el comportamiento viene y deviene de intereses muy definidos y conveniencias del momento y la circunstancia.
Existe un refrán popular con un alto grado de sabiduría: “el hombre tiene la capacidad de escoger a sus amigos, pero no a los familiares”. Esta circunstancia resulta incómoda para muchos y en la mayor parte de los casos se prefiere ocultar el hecho. Andrés Manuel López Obrador tiene muchas cosas de qué avergonzarse, pero también tiene una cachaza brutal cuando de escurrir el bulto se trata. Se pueden decir muchas cosas de él, pero hasta ahora sigue manteniendo ese discurso de honestidad pese a las demostraciones en contrario que ha recibido a lo largo de su vida política. Como dicen por ahí: "contra la afirmación, la negación”, y vaya que lo sabe hacer muy bien. El dinero lo ha derrochado a raudales y siempre en su beneficio.
Es un hombre que nació encabezando un “"éxodo por la democracia” desde Tabasco y después un plantón de barrenderos en el Zócalo de la Ciudad de México, que le significó una enorme cantidad de dinero: 408 millones de pesos que le llevó Marcelo Ebrard como pago del acuerdo que sostuvo con Manuel Camacho Solís para levantar el plantón. Ni que decir de las comisiones de segundos pisos y la enajenación de predios en la mayor parte de la Ciudad cuando fue Jefe de Gobierno. También diez por ciento del salario de más de cien mil trabajadores del GDF, y la mitad de la dieta de diputados y senadores de los partidos que lo apoyaron. Más tarde sería dueño del presupuesto total de todo los partidos de izquierda que lo apoyaron en su candidatura presidencial.
Ahora que su hermano Arturo manifestó público apoyo al candidato tricolor en Veracruz, de inmediato salió a “vacunarse” afirmando que ya no tiene hermanos porque no tienen principios. Por cierto, fue en un video que subió a las redes para desmarcarse del hermano incómodo. Lo que verdaderamente no tiene el señor López es vergüenza, o quizá mucho amor por el hijo al que le compró un coche con un valor cercano a los seis millones de pesos. Un hombre tan impoluto también tiene debilidades, y en este caso es su hijo. La pregunta es: ¿y de donde tiene tanto dinero? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.