Mucho se ha escrito acerca de nuestro sistema de partidos y la incipiente democracia que tenemos desde que el dinosaurio dejo el poder en manos de los panistas, quienes no supieron o no entendieron que hacer con él y para qué servía. Pero también hay que señalar que la circunstancia d poder cambia de agudo al tiempo, el modo y quien lo ejerce, y así el poder paso de noche en el lumínico día en que Vicente Fox alcanzó el triunfo. Después vendría Felipe Calderón y sus obsesiones de poder para que enfrente entendieran quien mandaba. Por eso mando al Ejército Mexicano a las calles para combatir al narcotráfico y a la encubierta organizada, y para que lo entendiera el de enfrente que siempre se dice defraudado.
Sin lugar a dudas nuestro sistema electoral es imperfecto. Y no es que pretenda a estas alturas denostar a quienes se encargan de organizar y vigilar los procesos electorales en este país, pero la realidad indica que nuestras imperfecciones surgen de la forma en que los que participan para validar con su participación, activos o pasivos, partidos o instancias electorales, votantes o malandrines, hacen de la jornada electoral un viacrucis cada vez que pueden.La pasada jornada electoral estuvo marcada por la afluencia ciudadana, en algunos estados más que en otros, pero quienes se encargaron de realizar los actos violatorios de las disposiciones legales fueron los partidos políticos, o más bien quienes en nombre de los partidos están dispuestos a todo con tal de obtener el triunfo.
Y es que en las lides políticas de eso se trata, de hacer de todo con tal de ganar. Esa es la razón principal de la búsqueda del poder: la impunidad. Y aún cuando se diga que los ejercicios de la democracia tienen esa característica, lo cierto es que nuestra vocación cívica dista mucho de parecerse a países donde el voto no se vende ni se entrega tan fácilmente a quienes se van por la promesa fácil y la mentira. Y si la democracia es por naturaleza imperfecta, las pasiones humanas profundizan en esa imperfección. Es entendible que gobernadores como Javier Duarte de Ochoa se preocupen por los resultados sabedor de que si gana la oposición estaría condenado a enfrentar procesos que podrían llevarlo a perder la libertad.
Eso explica el contenido del Twitt con el que intento explicar uno de sus excesos: “"El Senador Fernando Yunes no está detenido, su vehículo es el que está sujeto a revisión en un retén de rutina y él se niega a que lo revisen”. Por si no lo sabe, la Constitución señala que nadie puede ser molestado en sus papeles, bienes o posesiones, sino por mandato judicial que funde y motive la causa del procedimiento. Ordenar una revisión del vehículo del senador es una arbitrariedad y Duarte no se hace ningún favor con ese tipo de retenes. Insisto, la democracia es imperfecta, y más cuando las pasiones humanas la ensucian. Veracruz y Quintana Roo se vistieron excesos. Esperemos los resultados para hacer una valoración real. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.