Muchas cosas pensaran aquellos que tuvieron que cargar con la derrota en las pasadas elecciones. Y no es que por ello habrán de tener remordimientos por lo que no se pudo alcanzar, simplemente es que las victorias tienen muchos padres y madres, pero las drogas lo único que dejan es un sabor amargo y muchas frustraciones. No debe ser fácil digerir una derrota dolorosa como la que obtuvieron los tricolores, y por el otro lado la embriaguez de la Victoria también ha causado sus efectos que provoca esa locura que algunas veces hace que los simples mortales pierdan el piso.
Así como aquellos que perdieron la elección intermedia están tratando de encontrar las causas y sobre todo de asignar culpas, también entre quienes obtuvieron la victoria se han presentado problemas en medio de la efusividad propia de la embriaguez triunfalista. Dicen los especialistas de la ciencia política que resulta muy fácil perder el piso ante las victorias, y muy difícil encontrar el camino en la derrota. Por mucho que lo nieguen, los principales liderazgos del PAN nunca pensaron que alcanzarían la victoria en siete estados. Del otro lado, en el PRI, tampoco visualizaron el desastre que se avecinaba y confiaban en los índices de popularidad de sus candidatos sin analizar el entorno de la aceptación gubernamental estatales y federal.
Mientras en el panismo postularon a sus mejores hombres y mujeres después de una reunión nacional, entre los tricolores no hicieron un ejercicio similar y cedieron la estafeta a los impulsos e intereses bastardos de los gobernadores. Varios de ellos tienen muchas cuentas que saldar, y por eso visualizaron como candidatos a quienes les garantizaran impunidad a cambio de la estafeta. Pero ahora se presenta un problema en las tres principales fuerzas políticas, incluyendo en una de ellas a la alianza triunfadora conformada por la dupla PAN-PRD. Mientras los tricolores no terminan de digerir la derrota y buscan culpables, los roces entre panistas y perredistas comenzaron a causa de la efusividad de la Victoria en los blanquiazules que ya se ven con la Presidencia de la Republica en la bolsa.
Agustín Basave tuvo que hacer un llamado de atención para que se dieran cuenta que no lo lograron solos, y que sin ellos difícilmente integrarán un frente que tenga posibilidades de alcanzar el triunfo dentro de tres años. Lo mejor que pueden hacer es entender que como panistas no tienen posibilidades, pero que también cuenta el candidato, y Ricardo Anaya no tiene todavía la estatura suficiente. Más le valiera entender que por ahí andan Margarita Zavala y Roberto Gil Zuarth. Por cierto, el otro candidato sería el prócer del sureste, pero solamente tiene presencia en el sureste y el centro, y le hace falta mucho trabajo para alcanzar medianamente la posibilidad de hacerse competitivo en el norte del país. Andrés Manuel López Obrador tendrá muchos recursos económicos, pero no son suficientes como para intentar comprar votos en media República. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.