El flagelo más grande que hemos enfrentado como nación es la Corrupción. Nace desde la formación y conformación del primer ayuntamiento en estas tierras. Cortés soborno a sus capitanes para crear el Ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz, y después emprender el viaje “"tierra adentro” para conquistar una de las culturas más avanzadas y mejor organizadas del Continente Americano.
No es algo novedoso que en este país alguien pretenda ocultar lo que se ha ganado sin poder explicarlo a los demás. Y no es que se trate de que conozcamos a profundidad que es lo que detenta cada quien, y sobre todo los hombres y mujeres públicos que todos los días toman decisiones por nosotros porque los elegimos como representantes populares u ocupan un cargo importante en la administración pública. De lo que en realidad se trata es de que nosotros podamos constatar si lo que ellos declaran que poseen tiene un origen legítimo o legal.
Eso es lo que solicitamos aquellos que nos adherimos a la propuesta “Tres de Tres” en un número superior a los seiscientos veinte mil signantes, lo que en estricto derecho debiera ser un mandato para nuestros representantes populares. Pero parece que a esos hombres y mujeres poco les importa que nosotros nos organicemos, y menos si el número de participantes es mayor a los votos que alcanzan cuando se postulan a los cargos de representación popular que detentan. Ayer durante la sesión en el Senado de la Republica para votar la ley llamada Tres de Tres, algunos senadores se ausentaron sabedores de que esa conducta provocaría que no existiera el cubrimiento suficiente para sacar la ley tal y como la suscribimos los ciudadanos. Para decirlo d e otra forma, esa bola de rufianes que por desgracia votamos para que procurarán el bien público, pero que por desgracia solamente procuran el propio y se olvidan del de aquellos a quienes juraron y perjuraron proteger.
Todos son iguales cuando de establecer complicidades se trata. Perredistas, priístas, verdes, azules, morados y de todos los colores e ideologías, se parecen un día sí y otro también. Es brutal el daño que le causan a este país, pero más brutal es la desvergüenza de quienes se coaligan para realizar actos contrarios a los ciudadanos y para protegerse de lo que tienen y que no pueden explicarnos. De nada ha servido el ejercicio ciudadano que se realizó en todo el país para que fuera obligatoria la transparencia del patrimonio de quienes debieran servirnos, y que se han convertido en una pandilla de barbajanes cuyos intereses están muy por encima de lo que decimos los ciudadanos. Esta vez gano la opacidad, pero que no cuenten con el voto mayoritario porque los ciudadanos les cobraremos esta afrenta. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.