Este México nuestro ha tenido la mala fortuna de que nuestros gobernantes hayan intentado durante mucho tiempo deshacerlo, quebrarlo, acabarlo, o simplemente desaparecerlo. Y no lo han logrado porque los mexicanos somos muy empecinados y tenemos un sentido de pertenencia que nos ha permitido ser uno de los pueblos más
necios que existen sobre la faz de la tierra. Nuestra identidad nace de los motivos que nos unen, y para eso ha servido esa parte inventada de nuestra historia. La costumbre de nuestras culturas originarias era el sojuzgamiento y el vasallaje de las tribus o pueblos menores. Desde la llegada de Los Españoles comenzamos una nueva etapa aunque en condiciones distintas puesto que nos saquearon durante tres siglos. Los indígenas todos, incluidos los de alcurnia, pasaron a ser sirvientes. Hace doscientos seis años comenzamos nuestra lucha por la independencia del país, y pese a que lo logramos diez años después, seguimos manteniendo los mismos índices de pobreza.
Ciento seis años después organizamos una de las revoluciones más sangrientas, más numerosa, mas costosa, y una de las más duraderas de la historia. Hicimos una lista de derechos sociales que plasmamos en un cuerpo de leyes que por lo regular nuestros gobernantes violan todos los días porque nuestra presunta igualdad se ha convertido en la más desastrosa y oprobiosa de las desigualdades. Iniciamos un régimen al que denominamos “revolucionario” y le hemos dado diversos significados de conformidad a los intereses de nuestros exitosos gobernantes, y de acuerdo al humor con el que se levantan todos los días, o simplemente porque de pronto hay ocurrencias que se les presentan y las prenden convertir en realidades discursivas, porque en los hechos las cosas cada día siguen de mal en peor.
Así, tenemos que a causa de nuestros gobernantes y sus reyertas políticas estamos deshaciendo el tejido de esa sociedad a la que acuden cuando de buscar apoyo se trata. Después inicia ese periplo donde nuestros políticos comienzan el camino corrompiendo y corrompiendose, enriqueciéndose de las arcas públicas, enriqueciendo a sus amigos empresarios, destruyendo las aspiraciones de la sociedad, dañando las instituciones, y finalmente destruyendo el país. Si quitamos los gerundios, tenemos gobernantes que deshacen a la sociedad, corrompen y se corrompen, enriquecen a los amigos y se enriquecen, han destruido las aspiraciones colectivas, dañado las instituciones, y por si fuera poco han destruido a México.
Me parece que las cosas se tienen que decir como son, y hasta ahora nuestra clase política toda, de todos los partidos, de todas las latitudes, de todos los orígenes y de todas las ideologías, han tenido la misma misión, la destrucción de México. Decir que han fracasado significa que seguimos sobreviviendo pese a ellos. Señalar que México es más grande que su infinita mendicidad, es una verdad irrefutable. Si los mexicanos quitamos los gerundios de la forma en que los políticos todos, nos describen nuestros males y explican sus presuntos logros, podemos darnos cuenta que nuestra lamentable realidad es otra que la que nos han construido con sus mentiras. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.