Sin lugar a dudas la política en este país ha pasado a convertirse en un lamentable espectáculo. No sé si estemos viviendo la más negra etapa de nuestra historia, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que aquellos que dicen hacer política no saben absolutamente nada de lo que significa. De acuerdo a la definición gramatical la
política es la “ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados”, aunque también se la define como la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país.
El ilustre pensador mexicano Jesús Reyes Heroles definió a la política como “el arte de las relaciones humanas”, y a la “armonía política” uno de sus más caros valores. Claro está que este tipo de connotaciones distan mucho de parecerse a la realidad que estamos viviendo los mexicanos donde la denostación y el cinismo han llegado a aposentarse en las estructuras de gobierno a través de una pandilla de saqueadores salidos de no sé dónde, y que se han dedicado por sistema al hurto de las arcas públicas.
Hace algunos días criticaba las actitudes de los dos integrantes de la familia Moreira que se apoderaron del gobierno de Coahuila. El primero de ellos, Humberto, ha sido acusado de un desfalco a las arcas coahuilenses superior a los 35 mil millones de pesos, pero sigue dándose ínfulas de ser un hombre decente. Concediendo el beneficio de la duda, y suponiendo que lo ha sido, ahora arremete contra su hermano Rubén a quien tilda de traidor.
Como en las mejores familias la diferencia no es tanto por motivos políticos, sino por los ingresos económicos que ambos tienen en ese estado al que han saqueado de forma inmisericorde. Sabedor de que su hermano tiene el control del partido, Humberto lanza la amenaza de que si lo expulsan del PRI, entonces Coahuila expulsará al Revolucionario Institucional. Vaya con el hombre que se asume como único dueño de la voluntad de los coahuilenses, aunque los haya robado durante seis años.
También lanza a los cuatro vientos la bravata de que su hermano, Rubén, regresará pronto al lugar donde estaba, además de calificarlo de traidor. Además, reiteró que el mandatario actual, no ha dado un trato apropiado a los ciudadanos, y lo sentencia a que dentro de 11 meses tendrá que rendir cuentas. Cuando uno observa este tipo de reyertas, ocurre que siempre hay dinero de por medio.
Humberto no puede prender ampararse en la decencia porque no la tiene, por el contrario, si alguien ha sido cuestionado severamente por lo que robó ha sido él, y si no ha pisado la cárcel es porque pese a su condición de ladrón, ha sido protegido por muchos de “sus amigos”, entre ellos el ocupante de Los Pinos. Pero también hay que decir que Rubén está cortado por la misma tijera. Vaya con el pleito de los ladrones. Al tiempo.