Parece que la gira de Andrés Manuel López Obrador en Estados Unidos se convirtió en un incalculable desastre.
La verdad es que todavía no entiendo cómo es que hace alarde de gastos de promoción y campaña adelantada hacia la Presidencia de la República
sin que las autoridades electorales se hayan dado cuenta, o quizá es que no han querido darse cuenta.
El tabasqueño viajó con la finalidad de impartir una de sus “conferencias”, como él mismo llama a sus peroratas de campaña, y se encontró de frente con uno de los padres de los normalistas desaparecidos en Iguala, quien le hizo un reclamo por su cercanía con José Luis Abarca y Ángel Aguirre Rivero, a quienes considera como los principales culpables de la fatídica noche en que desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa detenidos por la Policía.
Antonio Tizapa es el nombre de quien se atrevió a increparlo, pero como siempre ocurre cuando alguien se atreve a realizar algo así, López Obrador le llamo “Provocador” con todo y que se identificó como padre de uno de los desaparecidos. Lo peor del episodio es que el señor López también se atrevió a decirle que si quería saber el paradero de su hijo, le preguntara a los militares, lo fue fue tomado como una acusación frontal del tabasqueño contra los miembros del Ejército Mexicano.
Por la forma en que se ha conducido el General Salvador Cienfuegos durante su encargo como Secretario de la Defensa Nacional, estoy seguro que no tardará mucho en hacer el reclamo correspondiente o pedir al señor López Obrador la rectificación de su dicho. Eso también le puede ocasionar desde ahora una mala relación o un mal ambiente con los miembros de la milicia.
Desconozco por qué hasta ahora es que el señor Tizapa tomó la decisión de aparecer públicamente, pero puso el dedo en la llaga de una circunstancia que nunca fue aclarada ni por el gobierno de Guerrero, ni por la propia Procuraduría General de Justicia del país que ha estado realizando la investigación de lo ocurrido esa noche. Es la primera vez que toman desprevenido al tabasqueño y que sus descalificaciones no encontraron el eco de otras ocasiones.
El fantasma de los desaparecidos será desde ahora una constante en el discurso de los opositores al tabasqueño, quien nunca ha explicado a cabalidad su relación con los Abarca y la protección que brindaba al ex gobernador Ángel Aguirre Rivero.
Por cierto, éste señala a quien lo quiere escuchar, que es compadre del Presidente de la República y que sigue contando con su apoyo. Al tiempo.