La noche del domingo pasado circuló en redes sociales la posible aprehensión de Tomás Yarrington Ruvalcaba después de que se fugara en 2004, a causa de sus vínculos con los cárteles de Los Zetas y del Golfo. Ambos cárteles hicieron de Tamaulipas
una de sus plazas más rentables, a la vez que desataron una escalada de violencia que terminó con la vida del entonces candidato tricolor a la gubernatura Rodolfo Torre Cantú, y quienes tuvieron la desgracia de acompañarlo.
Yarrington se desapareció durante 13 años, y muchos especialistas señalan que no lo encontraban simplemente porque no querían encontrarlo, ya que con los adelantos tecnológicos de ahora su localización era más que posible siguiendo el rastro del dinero. Pero también vale la pena destacar que si en algún campo existe oscuridad es en el manejo del dinero, y más en este país donde los bancos no están obligados a dar información y el camino para alcanzarla es tortuoso y tardado.
Pero como dicen por ahí, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, y ahora el señor Yarrington tendrá que explicar qué fue lo que ocurrió en su estado natal y la forma en que su gobierno se volvió complaciente con el crimen organizado, y quienes le ayudaron a coludirse con sus integrantes. Será difícil que el exgobernador se la “trague solo” como se dice en el argot popular, y aunque haya vivido con todo el lujo posible en Italia, tarde que temprano “cantará al son que le toquen”.
Tomás Yarrington no tiene de otra si quiere un pacto o la posibilidad de inscribirse en el programa de Testigos Protegidos, ya que seguramente posee información valiosa para Estados Unidos acerca del cártel de Los Zetas que ayudó a empoderarse, y quiénes fueron los principales operadores para que lograran posicionarse como una de las organizaciones criminales de mayor control económico. De la violencia desplegada también tendrá que dar cuenta porque fueron miles los hombres y mujeres que murieron y siguen muriendo.
Lo previsible es que el señor Yarrington pase el resto de su vida en la cárcel porque también será reclamado por Estados Unidos, y eso le motivará a pensar seriamente en la realización de un trato. Claro está que eso pondrá a temblar a muchos y a pensar a otros, y para eso requiere tiempo. No dudo que con lo que malamente se ganó pueda contratar a los mejores abogados para evitar la extradición antes de realizar ese posible trato, pero también creo que el Gobierno Federal tiene que mostrar una cara distinta.
Tomás Yarrington es uno de muchos que huyó de la justicia y que con todo y las fichas rojas no pudieron ser localizados. En algo está fallando la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que ni hace labor de investigación ni de inteligencia, pero sí muchos negocios al amparo del poder y la discrecionalidad para condonar adeudos. Al tiempo.