Sin lugar a dudas México es un país distinto, muy distinto a los demás. Nuestro costumbrismo siempre ha sido muy peculiar, diferente a los demás, y eso indica que las tendencias colectivas son por ahora detonantes de reacciones inusitadas, inesperadas y disímbolas, que provocan
percepciones en amplios sectores de la sociedad generando eso que llamamos “opinión publica”. Pero cuando son inducidas a través de mecanismos alternos sembrando versiones adaptadas al interés personal o grupal, resultan severamente dañinas.
La comunicación de los poderosos grupos de interés siempre están buscando la generación de impactos que provoquen percepciones en determinados estratos de nuestra sociedad, y esto ha sido la base para las campañas de propaganda y publicidad comercial, social y política. Hasta ahora podemos decir que una buena estrategia siempre conduce al éxito, de ahí que las campañas políticas se desarrollen ahora en el mundo de las percepciones.
Tratando de definir eso que denominamos “percepciones”, podemos afirmar que es ese mundo que conocemos a través de nuestros sentidos. Observar, escuchar, oler, tocar y gustar se ha convertido en el mundo perfecto de quienes realizan estrategias comerciales y políticas. De ahí que el uso de las palabras y las imágenes en las redes sociales resulten ahora letales para quienes no se han preparado para su uso y aprovechamiento.
A ese mundo de las percepciones es en el que se busca interactuar en el momento de realizar campañas políticas utilizando elementos que provoquen reacciones a través de los sentidos en los segmentos poblacionales elegidos para ello. Y cuando me refiero a esos segmentos poblacionales es porque siempre habrá diferenciaciones de acuerdo al nivel económico, educativo, social, político y de interés. De eso se trata cualquier estrategia que se precie de ser diseñada por un profesional.
La moda de los siguientes meses meses se llamará “pégale al PRI” a causa de los altos índices de corrupción que registra el sexenio del Presidente Enrique Peña nieto. La pregunta más importante que me hago en este momento es: ¿de verdad la corrupción es patrimonio exclusivo del PRI? Claro que no, porque todos los políticos de todos los partidos han demostrado que son igual de pillos o ladrones, pero electoralmente el momento es propicio para terminar de bañar de lo mismo a los miembros del tricolor.
En lo personal siempre he pensado que la corrupción está en todos los partidos políticos, que todos los políticos son iguales y que todos aspiran a disponer de los caudales públicos en su beneficio en la primera oportunidad a que se les presente. También los Iguala el cinismo que tienen para acusar a los demás de lo que ellos mismos acostumbran hacer. Nuestros políticos tienen la honestidad solamente en las palabras, porque los hechos demuestran lo contrario. Al tiempo.
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