El incorruptible corrupto

sinpunto

Andrés Manuel López Obrador es un personaje singular. Se afirma honesto pero tiene varios años que no trabaja y vive a cuerpo de rey realizando recorridos por todo el país y nadie sabe de dónde sale el dinero.

En los últimos veinte años el tabasqueño ha dispuesto de más de veinte mil millones de pesos en prerrogativas de los partidos por los que ha pasado y de los que se ha ido apoderando al paso de los años, pero tilda de corruptos a los demás.

Por mucho que señale que es un hombre pulcro y ejemplar, lo que nadie en su sano juicio creería, cualquier gobernante que manda a hacer decenas de kilómetros de segundos pisos en una ciudad como la capital del país necesariamente tendría que rendir cuentas. Él decidió que no tiene por qué hacerlo y mandó a encapsular la información financiera con la finalidad de que los mexicanos no supieran cuánto dispuso en ello. Así nos la hemos pasado, esperando conocer el destino de nuestro dinero.

Un periódico de circulación nacional dio a conocer en su portal un video en el que la diputada por Morena en el Estado de Veracruz, Eva Cadena, recibe medio millón de pesos para ser entregados al tabasqueño, y después solicita una bolsa para llevarse las cuatro pacas de billetes. No sé si el dinero haya llegado al señor López Obrador, pero lo cierto es que fue recibido en su nombre, y eso debiera bastar para que la autoridad electoral realice una investigación.

El problema no es que después veamos en otro video al señor López Obrador señalando que Eva cometió un error, lo cierto es que una diputada por Morena recibió dinero para entregarlo al ilustre “prócer”. Los mexicanos no nos chupamos el dedo, quizá lo hagan aquellos que durante tanto tiempo le han guardado devoción. No es la primera vez que realiza este tipo de componendas.

Hasta ahora es un misterio saber de dónde se mantiene el señor López después de tantos años sin trabajar. Y no es que me importe, pero los mexicanos nos sobamos el lomo todos los días para mantener una familia y el señor vive con grandes comodidades y sus hijos disfrutando de lujosos vehículos cuando el padre no cuenta con un trabajo estable. Ese es el gran misterio que rodea al hombre que tilda de corruptos a los demás.

Según sus propias palabras, la corrupción de Andrés Manuel López Obrador no es corrupción. Es la ayuda que le hace llegar la gente para que siga haciendo su apostolado por los pobres. La “corrupción cobarde” del tabasqueño es brutalmente proporcional a su cínica “honestidad valiente” que durante tantos años ha predicado. Una mentira repetida muchas veces no deja de ser mentira aunque la disfracen de verdad. Al tiempo.