Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador es una muestra del tesón personal que se requiere cuando de alcanzar sueños se trata.
Bien dicen por ahí que éstos se convierten en realidad si se tienen las ganas de alcanzarlos aunque el camino esté lleno de avatares.
Lo importante es nunca renunciar al propósito y mantener vigentes las ganas y la ilusión. Al menos eso es lo que señalan los conferenciantes de la superación personal, y me parece que el tabasqueño siguió el guion sin apartarse del camino. A eso se le denomina disciplina.
Sin lugar a dudas el ahora presidente electo mantuvo durante muchos años intactas las ganas de alzarse con la Presidencia de la República, y con ello ha demostrado un tesón a toda prueba, además de unas enormes ganas de taparle la boca a todos sus malquerientes. Finalmente alcanzó su más caro anhelo, y lo que espera la gente es que cumpla al pie de la letra cada una de sus promesas, pero sobre todo, que erradique como tantas veces ha señalado esa corrupción que corroe las entrañas de las instituciones de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador es presidente electo, y es un político acostumbrado a responder con discursos puntuales a quienes lo cuestionan, y aunque está en un momento en que ahora siente el peso de todo lo que ha ofrecido, no le ha quedado otro recurso retórico más que el de los ahorros al gasto público, la disminución del salario de él y sus principales funcionarios, y la edificación de un proyecto de nación en el que participarán, aparte de sus principales colaboradores, personajes internacionales.
No sé si en esas ansias por hacer notoria su capacidad de convocatoria a los mexicanos se ha puesto metas muy altas, como la de que personajes de reconocido prestigio internacional colaboren en la edificación de un proyecto de gobierno que satisfaga no sólo las necesidades de los hombres y mujeres más pobres de esta nación, sino que le permita trascender nacional e internacionalmente como un hombre íntegro, probo, y que sabe responder a las necesidades de los mexicano
Fueron pocos los días que descanso después de 12 años de intensas campañas, y más le vale que recuerde que su corazón ya le dio un anuncio. Pero dejando de lado las preocupaciones por su estado de salud, Lorena Ortiz, coordinadora del proceso de pacificación del presidente electo, dijo que hay una aceptación informal del papa Francisco para participar en las consultas que quiere realizar el señor López, y que la Santa Sede dio por descartado.
La realidad es que su equipo de colaboradores apenas está en pláticas con El Vaticano, pero el tabasqueño tiene más urgencia de que los mexicanos entendamos que él puede hacer todo lo que ha señalado simplemente porque es distinto a los demás. Qué bueno que tiene esas ganas, pero a lo que no tiene derecho es a trastocar la institucionalidad de este país imponiendo su voluntarismo a la hora de pretender someter a los integrantes del pacto federal.
Que recuerde que los estados son libres y soberanos, y tienen todo el derecho de apartarse ante la posibilidad de una dictadura populista. Estirar mucho la liga puede romper al México de nuestros días. Al tiempo.