Por mucho que he buscado las causas del paro en, la Universidad Nacional Autónoma de México, mi ““Alma Mater”, no encuentro más que una zacapela entre
dos grupos antagónicos que ni siquiera representan una parte mínima del alumnado porque no pasan de ser estudiantes de un escuela de educación media, y que hasta ahora se ha comprobado que fueron únicamente integrantes de un grupo porril quienes encendieron la llama de un conflicto que mantiene paralizada a la Máxima Casa de Estudios.
Al paso de los días muchas conjeturas se han ventilado, pero me parece que los intereses van más allá de la simple aclaración de la confrontación estudiantil, y creo que hay actores que pretenden hacerle un favor al Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, buscando la renuncia de Enrique Graue para que pueda maniobrar cómodamente el nombramiento de un nuevo Rector que se pliegue a su deseo de la Titulacion universal, es decir, al proyecto de que todos los alumnos pasen sus materias sin tener que acreditar conocimientos, lo que tendría resultados aberrantes y desastrosos para el ejercicio profesional de este país.
El problema es que los alumnos son fácilmente manipulables por su natural rebeldía al orden establecido, y de esto ganan muchos que siempre han pretendido convertirse en los detentadores de la voluntad de toda la comunidad universitaria para satisfacer las posibles exigencias del Presidente Electo, como es el caso de John Ackerman, quien pese al paro decretado por alumnos, maestros y el Director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante, ha estado realizando asambleas encaminadas a lograr ese objetivo.
No podemos olvidar que el señor Ackerman llevó de invitado al señor López Obrador a una de sus clases sin siquiera haber avisado a la Dirección General, tratando de mostrar su cercanía con el tabasqueño para buscar capitalizar su ambición de ser rector de la Máxima Casa de Estudios cuando ni siquiera la comunidad estudiantil de la Facultad de Derecho lo ha querido elegir Director.
Por mucho que se diga que es un buen maestro, la carencia de probidad y de respeto a la institución en qué trabaja muestra su verdadero talante personal.
Lo primero que hay que decir es que Enrique Graue es un hombre decente, científico acreditado, pero no sabe hacer política, y en la Universidad Nacional Autónoma de México ese es un error garrafal porque todo se hace con política, incluida la toma de decisiones. Hasta ahora mantiene relaciones cordiales con Juan Ramón de la Fuente y José Narro Robles, pero insisto, carece de un perfil de conciliación y sensibilidad política como si la tuvieron Ambos personajes, y eso les permitió transitar de forma tersa por la reelección.
El problema del paro parece ser por intereses del crimen organizado, particularmente el Cartel de Tláhuac que controla la venta de estupefacientes en todo el sur de la Ciudad de México, incluido el campus universitario, y cuyo crecimiento fue solapado por Marcelo Ebrard durante su mandato. Hasta ahora se ha formado un cóctel propicio para los fines de Andrés Manuel López Obrador de quitar los exámenes de admisión y el pase sin exámenes de conocimientos, lo que resultaría un desastre para el país. Al tiempo.