Sin lugar a dudas, el extravío del Partido Revolucionario Institucional es latente, y al parecer no ha sido concebido
por quienes ahora lo dirigen, y mucho menos se han dado cuenta de que seguirán muriendo de forma lenta si mantienen la tónica de mantener en un santuario a los culpables de provocar la dolorosa derrota en la pasada elección presidencial.
Para decirlo más claro, los culpables del desastre no podrán recomponer el rumbo porque son parte del problema, y por conveniencia no lo quieren reconocer.
Le tengo un enorme afectó a Don Augusto Gómez Villanueva, pero no deja de ser solamente un recuerdo de los tiempos idos cuando la Confederación Nacional Campesina era la que aglutinaba a la mayor parte de los hombres y mujeres del campo, y quien también encabezó la transformación del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización para edificar a la Secretaria de la Reforma Agraria.
Ha sido un hombre congruente y consecuente porque nunca se alejó del partido que lo hizo Gobernador.
Claudia Ruiz Massieu anunció que el otrora partido hegemónico se declara en resistencia ante lo que denominó un régimen autoritario encabezado por el Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.
Desconozco quien le haya dado la idea de convocar a una resistencia y de que índole se trate, pero lo cierto es que a la dirigente tricolor le está haciendo falta imaginación y prudencia, porque lo conveniente sería esperar a que existan mayores argumentos que fundamenten el epíteto de autoritario lanzado al Presidente de la República.
Encabezar la creciente oposición social que hay en el país ante el nuevo gobierno es parte de un discurso que busca justificar su permanencia al frente de la dirigencia tricolor, porque ni siquiera han realizado una serie de debates internos tan necesarios para conocer lo que piensan los militantes, y mucho menos han salido a las calles, colonias, villas, pueblos y ciudades a preguntarle a la gente acerca de lo que hicieron mal, para intentar recomponer el proyecto social, y analizar los excesos para debatir el perfil de lo que debe ser la nueva clase política tricolor.
El presunto encuentro que se realizó en la sede del tricolor en Buenavista no es más que uno más de los estertores de un partido al que esos que ahora planean su relanzamiento mataron al someterlo a los designios de la corrupta clase política que siempre detento los cargos de gobierno y representación popular.
En la Ciudad de México quien sigue mandando es Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, líder de los basureros y quien debiera también pasar al basurero de la historia.
Por respeto a su padre, José Francisco Ruiz Massieu, Claudia debiera sacudirse de encima al nefasto ex gobernador de Oaxaca José Murat, quien también pretende encabezar ese esfuerzo por recomponer los despojos que en su momento provocó, lo que habla del cinismo de esa clase política que se anquilosó y enriqueció a costa de los mexicanos.