Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador tiene para dar y repartir, aunque en la mayor parte de
las veces las propuestas que realiza surgen de sus propias ocurrencias cuando pontifica todos los días en sus conferencias mañaneras.
Y muchos dicen que el que habla mucho mucho se equivoca, pero al Presidente de la República eso parece no importarle porque lo principal es seguir manteniendo el ritmo de los acontecimientos que planeados o no mantienen pendiente a los mexicanos.
A quienes se dirige fundamentalmente con sus mensajes es a esa franja de ciudadanos que no tienen especialización en la materia política, o que solo tienen conocimientos superficiales sobre ello, pero que perciben que se está realizando algo que los demás dejaron de hacer, aunque sean ocurrencias del momento o producto de la coyuntura del día.
Pero si de algo podemos estar seguros es que el Presidente López Obrador mantiene entretenidos a los medios porque da nota y tienen la oportunidad de “revolcarla” durante el día.
La última de ellas ha sido referente a la Constitución Mexicana, ese tercer cuerpo legal que fue producto del Congreso Constituyente de 1917, y que dio paso a una de las etapas más sangrientas de nuestra historia, en la que la vida poco valía cuando se acusaba a los demás de pertenecer al bando contrario y por consiguiente se les condenaba a ser pasados por las armas sin un juicio previo, simplemente por la “voluntad de los jefes revolucionarios”.
Andrés Manuel López Obrador señaló que “estaría bien dejar una cuarta Constitución”, y lo dijo en la Ciudad de Querétaro en la ceremonia para conmemorar el aniversario ciento dos de la Constitución de 1917.
No sé hasta donde haya calado este tipo de anuncio, pero lo cierto es que quien en realidad tiene la necesidad de un nuevo cuerpo constitucional es el propio mandatario, porque quiere dejar huella en la historia de este país como el gran reformador, aunque hasta ahora las reformas hayan sido cosméticas.
Si de lo que se trata es de reformar para igualarse, como lo ha señalado en algunas ocasiones, a Don Benito Juárez, me parece un despropósito, aunque también dijo que por el momento no existen condiciones para ello, porque hay cosas más importantes que se tienen que hacer, aunque se optó por hacer reformas que tienen la misma profundidad que una nueva Constitución, pero que no debe descartarse porque podría considerarse para un nuevo porvenir, cuando entregue la estafeta.
No creo que el Presidente de la República ceje en su empeño, ya que esa llamada Cuarta Transformación no tendrá tal carácter hasta en tanto no se convierta en un texto constitucional que incluya todas las propuestas que ha hecho en los últimos años, pero sobre todo, que haga realidad ese proyecto personal de convertirse en uno de los principales protagonistas de la historia.
Organizar un Congreso Constituyente no es una tarea sencilla, y tampoco tiene que ser forzosamente para satisfacer ansias de notoriedad. Los estadistas no se dan en maceta. Así de sencillo.
Al tiempo.
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