Sin lugar a dudas, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador no ha tenido un
arranque exitoso o al menos que genere confianza entre los principales factores de la economía. Es más, la incertidumbre del arranque ha sido la constante a causa de los yerros presidenciales en la toma de decisiones, pero sobre todo, en los desplantes negativos frente al reto que significa establecer las bases de un crecimiento sostenido y duradero.
Definitivamente no ha sido un buen arranque de gobierno.
Por lo pronto, las expectativas apuntan a la disminución de los satisfactores sociales, pero sobre todo a esos que se requieren para cimentar una buena dosis de bienestar entre la población. Con ello podemos dar por descontado que los estratos más bajos de la sociedad pasarán de la precarización a depender completamente de los programas sociales implementados por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y que se convertirán en la oportunidad de la sobrevivencia, aunque nunca en la certeza de salir del índice de pobreza.
La mala noticia es que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anuncia que reducirá para el 2020 sus expectativas de crecimiento económico, que oscilará entre 1.4 y 2.4 por ciento, con un nivel inflacionario del 3 por ciento y un precio de barril del petróleo en 55 dólares. Esto quiere decir que no hay buenas noticias para la Cuarta Transformación, y que el agobio económico será bastante pesado para las clases precarias del país. Por eso mismo señalo que dependerán con mucho del apoyo que otorgue el Gobierno Federal a través de sus programas sociales.
Con la entrega que se hizo a la Cámara de Diputados de los precriterios de la política económica para el siguiente año, la dependencia además estableció el tipo de cambio en venirte pesos por dólar, por lo que es previsible que los ingresos económicos presupuestarios sean inferiores en 12 mil 200 millones de pesos, lo que equivale al 0.5 por ciento del Producto Interno Bruto por la baja en los ingresos petroleros que se prevén en la propia Ley de Ingresos para este año.
Para decirlo más claro, hasta ahora la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico sabe que las estimaciones del crecimiento son inerciales, y por lo tanto no se pueden considerar aún los efectos de la estrategia económica del actual régimen, pero de acuerdo con la estimación de las finanzas públicas se anunció que no habrá incrementos en materia impositiva.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, como se dice en el argot publico, es más, las expectativas están a la baja a causa del manejo del déficit publico que será de 1.6 por ciento del Producto Interno Bruto.
Para decirlo de otra forma, la expectativa económica camina en sentido contrario a las expectativas sociales del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Al paso que vamos, si el deterioro económico se presenta en el corto plazo, será un verdadero infierno tener que regalar dinero a través de los diversos programas sociales para apoyar a las precarias clases sociales. No es lo mismo repartir dinero que incrementar la planta productiva del empleo, y para eso se requiere de la inversión privada y también de los incentivos fiscales.
¿A qué le apuesta el actual gobierno? Al tiempo.
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