Hay muchas cosas que quisiera decirle a todos los imbéciles que de un día para otro aparecieron como por arte de magia en el escenario de la política mexicana.
Cuando supe que el remedo de actor que se llama Sergio Mayer estaba compitiendo por una diputación federal lo primero que me vino a la mente fue la degradación a que ha llegado el sistema político mexicano. Ya no bastaba con tener a Gerardo Fernández Noroña como el vil y despreciables ser humano que ha dado la política mexicana, resulta que el ignorante e inculto actorcito que bailaba y se encueraba para delicia de aquellas féminas que gustan del desnudismo masculino, ahora es una lamentable realidad en la política mexicana.
Desgraciadamente, la mal llamada “generación del cambio” ha resultado un fracaso más en la historia del sistema político mexicano, que pese a todos sus avatares sigue vigente porque los mexicanos nos acostumbramos a mantener como figuras centrales de nuestra incompetencia social a la pillería y la corrupción. Cada seis años nuestra renovación política se convierte en un fracaso más de ese añejo sistema político mexicano, y que pese a La mal llamada Cuarta Transformación seguirá vigente porque sus integrantes tienen las mismas formas que los demás, y la misma vocación anti democrática y corrupta.
Acusar de corruptos a los demás, y pontificar limpieza y pureza con un pasado basado en un cuantioso gasto de dinero salido de las arcas públicas, no es la base de un liderazgo político, sino la compra de voluntades a través de programas asistenciales surgidos y construidos para mantener de rehenes a los sectores más desprotegidos de la población. Para decirlo más claro, los programas sociales no son un paliativo de la pobreza, por el contrario, es la fórmula perfecta para mantener de rehenes político electoral a los sectores más incultos de todos los rincones del país.
Esos programas son la estrategia perfecta para seguir manteniendo en la pobreza a los sectores más desprotegidos de la población al insertarlos dentro de los catálogos de la asistencia pública populista, para aprovechar su sentido de pertenencia y agradecimiento por los miserables pesos que reciben, y que les permiten sobrevivir y sobrellevar su miseria, a cambio de la obediencia ciega a los dictados electorales y a la manipulación gubernamental. Pero también vale la pena señalar la clase de cucarachas venenosas que tienen por representantes populares, y que pertenecen a ese pueblo bueno al que se refiere el populista mayor de este país.
En la que se supone es la tribuna más alta del estado de Morelos, un sujeto que por desgracia tiene el encargo popular de Diputado Local, tuvo a mal hacer un estúpido insulto a una compañera al señalar textualmente “es lo malo de sacar a las personas de la cocina y darles una curul”. Ese diputado es un Perfecto idiota como cualquier otro que menosprecie las cualidades de una mujer. Me parece que ese no tiene que ser el debate de estos tiempos.
En lo personal después de observar deslices graves entre quienes presuntamente son representantes de un grupo importante de mexicanos, me parece que la estrategia del Movimiento de Regeneración Nacional adoleció de un proyecto de nación desde el inicio, que conexionara ideológicamente al movimiento y que permitiera que todos transitaran por el mismo sendero de principios y valores. De ahí que el único que sabe de que se trata es el Presidente de la República, con todos los asegunes de su propia ignorancia. Ni modo, esa es nuestra realidad y habrá que esperar a que los integrantes de Morena cambien su infinita ignorancia, o los cambien.
Al tiempo.
Vladimir Galeana Solórzano
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