Sin lugar a dudas el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se ha
convertido en un especialista del montaje y de la mentira. No faltará quien lance a los cuatro vientos una enérgica condena por la infamia que me he atrevido a señalar tratando de dañar el prestigio del impoluto líder de la mal llamada Cuarta Transformación, porque ni ha sido transformación, ni tiene por qué ocupar un espacio en la historia de este país, simplemente porque no es más que un slogan del actual gobierno.
Falta mucho para ver si lo que está realizando el Gobierno Federal es en realidad una transformación o simplemente publicidad para lanzar epítetos a quienes en el pasado gobierno cometieron excesos similares a los que siguen cometiendo los principales miembros del Gabinete Presidencial. Hasta ahora no hay nadie que haya sido aprehendido por actos de corrupción y que hayan formado parte del gabinete legal y ampliado encabezado por Enrique Peña Nieto.
Lo único que hemos presenciado los mexicanos es una serie de obras teatrales de mala calidad y pésimamente montadas con la intención de denostar a quienes trabajaron durante el sexenio pasado, sin lograr que alguno de los principales miembros haya recibido siquiera una orden de presentación. Caso aparte es el de Rosario Robles Berlanga, que ha sido presa fácil del odio presidencial. Quizá su mayor pecado fue pagarle cuatrocientos ochenta millones de pesos a Televisa para levantar la campaña del candidato Andrés Manuel López Obrador a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, quien finalmente alcanzó en triunfo.
Ayer los mexicanos presenciamos el montaje de uno de los más burdos actos de los que se tengan memoria: la estrategia implementada por Andrés Manuel López Obrador para desviar la atención de los asuntos más importantes del país, esos que no ha podido resolver y que cada día se convierten en prueba fiel de su infinita incompetencia, y que no es otra más que mantener la atención en los asuntos nimios y en la presunta corrupción de los tiempos pasados, aunque hasta ahora, insisto, no hay nadie que haya sido molestado con una orden de presentación siquiera.
Ayer se anunció con bombo y platillos que el Gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador recuperó la cantidad de dos mil millones de pesos que le fueron saqueados de forma corrupta al país, y esos dos mil millones ya pasaron a formar parte de los recursos del Instituto Para Devolverle Al Pueblo Lo Robado. Y los más temerario es que se aseguró que lo recuperado es lo que se obtuvo de un solo caso, y que inició gracias a que el gobierno encabezado por López Obrador hizo una denuncia ante la fiscalía.
Hasta ahora no sabemos quién se los robo, no hay ningún detenido, y mucho menos alguien que haya sido presentado ante el Ministerio Público de la Federación como responsable del hurto de esa enorme cantidad de millones de pesos. Ya se acostumbraron al teatro de todos los días, pero ya perdieron la finura y han entrado en una burda maniobra informativa en la que nunca se entregan datos fehacientes y pruebas de lo que se está haciendo para recuperar el dinero de todos los mexicanos. Insisto, no hay ningún detenido. Más burdo no podría ser el teatro diario encabezado por el Presidente de la Republica. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.