Cada vez que tiene que dar cuenta a los mexicanos de su desastrosa administración el Presidente de la Republica recurre a la mentira. Andrés Manuel López Obrador se acostumbró al engaño desde que pululaba por todo el país haciendo campaña
sin que las autoridades electorales le hicieran siquiera un llamado de atención, esas mismas que validaron su triunfo en las urnas y a cuyos integrantes ha denostado con una campaña tendenciosa porque seguirá intentando apoderarse del rumbo electoral del país.
El Presidente de la Republica no cejará en el intento de convertirse en dueño de esa democracia que hasta ahora ha venido siendo propiedad de los mexicanos, esos que con sus votos decide el rumbo del país en los tres órdenes de gobierno. Es quizá la parte más importante de nuestra democracia, la participación de la gente para decidir quién encabeza las instituciones en cada una de las instancias de los tres ordenes de gobierno. Pero esa circunstancia molesta mucho al Presidente de la Republica, porque al más puro estilo de los populistas del Cono Sur del Continente también tiene el propósito de quedarse más tiempo y para ello requiere romper la hegemonía ciudadana que representa el Instituto Nacional Electoral (INE).
El problema no es tan solo de México, porque hasta ahora el comportamiento populista de Donald Trump está colocando contra la pared a la presuntamente democracia más sólida del mundo si como se ha dicho se negará a respetara los resultados en caso de perder la reelección. Por lo pronto no podemos dejar de observar que el fenómeno de popularidad de Vladimir Putin en Rusia, lo ha hecho aparecer como un hombre indispensable y se quedara mucho tiempo más en el poder, con lo que la presunta democratización de la otrora comunista potencia mundial ha marcado el alto total.
Ese es el problema, porque existen señales de que la democracia está dejando de ser útil a quienes se sienten predestinados para mantenerse indefinidamente detentando el Poder, y Andrés Manuel López Obrador quiere recorrer el mismo camino y hará todo lo que esté a su alcance para evitar que las oposiciones le quiten el control del Congreso en la elección intermedia. Es una circunstancia de vida o muerte para la democracia mexicana, pero el problema radica en que hasta ahora nadie ha logrado hilar la posibilidad de estructurar una gran alianza para revertir esa peligrosa circunstancia de caminar hacia el establecimiento pleno del populismo en este país.
El frente organizado por un grupo de empresarios que tienen como principal líder visible al empresario Gilberto Lozano, es el único grupo que hasta ahora ha venido intentando convencer a los mexicanos de la necesidad de evitar el avasallamiento de la mal llamada “Cuarta Transformación” 4T. El otrora partido hegemónico es ahora un diminuto membrete que tiene por líder a un hombre anodino y carente de liderazgo para siquiera intentar la reconstrucción de la fuerza política que se significó como la aplanadora electoral.
Ni que decir de panistas y perredistas que también han quedado desgarrados después de la aplanadora electoral que les pasó por encima hace menos de dos años. Hasta ahora no se visualiza una fuerza política que pudiera frenar el establecimiento de una posible dictadura, y de no hacer el intento por conformarla habrá que aceptar que el destino del México democrático que hemos construido con mucho esfuerzo y tiempo, estará inevitablemente en manos de un populista que tendrá el camino libre para establecer una dictadura. Al tiempo.
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